¿Cómo funciona el proceso legal?
La denuncia inicia un proceso legal, cuyo objetivo es castigar al culpable del delito.
Como víctima, puedes escoger personarte o no como acusación particular. Para ello te harán, en el momento de la denuncia o unos días después por teléfono, un ofrecimiento de acciones: es una notificación en la que te informan de tu derecho a ejercer tanto la acción penal (para pedir la condena del agresor) como la acción civil (para pedir las indemnizaciones por daños y perjuicios que te puedan corresponder). Al personarte, puedes ejercer ambas o sólo una de ellas. Asegúrate de hacer todas las preguntas necesarias y de tomarte tu tiempo para entender bien todas las opciones y tomar una decisión informada.
Si decides no personarte será el Ministerio Fiscal quien ejerza ambas acciones y, si se decide una compensación monetaria, recibirás la indemnización del acusado.
El juicio penal tiene dos partes. La primera es la instrucción, en la que se esclarece lo que ha pasado, es decir, los hechos sobre los que versará el juicio. Como víctima, puedes personarte en el juicio durante toda la instrucción, te hayan hecho o no ofrecimiento de acciones. Una vez termina la instrucción, se abre juicio oral ante el juez de lo Penal o la Audiencia Provincial, dependiendo de la gravedad del delito: esta fase termina ya con la sentencia. El agresor puede cumplir una condena de hasta 15 años de prisión (igual que un homicidio)
Te hayas personado o no como acusación particular, lo normal es que te llamen como testigo al menos en el juicio oral y quizás también en la instrucción. De nuevo, lo recomendable es decir la verdad de la forma más clara y detallada que puedas.
Consejos para afrontar el proceso
El proceso legal asociado a una denuncia de agresión sexual es, en la mayoría de las ocasiones, duro y largo. Algunos consejos para que este camino se nos haga más llevadero:
- Lo primero es saber que deberemos armarnos de paciencia y, sobre todo, evitar afrontar el proceso con vergüenza. La persona agredida es la víctima y no tiene que justificarse ni defenderse.
- Otro aspecto importante es que debemos prepararnos para las actitudes que probablemente encontraremos por parte de la defensa del acusado durante el juicio y que suelen ser las siguientes:
- Negar todos los hechos.
- Aceptar que existió contacto sexual pero que se llevó a cabo de otra manera (sobre todo si existen restos biológicos).
- Argumentar que el acusado tiene lagunas de memoria.
- Responsabilizar a la víctima de la agresión (“no dijo que no”).
- En casos de violaciones por parte de conocidos, puede existir un discurso en el que el acusado asegure que la víctima ha realizado la acusación “por despecho” ante una negativa del agresor a mantener relaciones con ella (en ocasiones, si el acusado está casado, su esposa y familiares pueden defender también esta teoría).
- Desvalorizar a la víctima como testigo haciendo alusión a su vestimenta, su trabajo, su vida social, su inteligencia, sus antecedentes psicológicos (si los hubiera).
- ¿Cómo puedo prepararme para afrontar el juicio?
- Infórmate bien sobre cómo será la sala, las personas que estarán allí y la función de cada una de ellas.
- Puedes hacer una lista de las preguntas más difíciles que puedan hacerte y los puntos principales que quieres que queden claros, pero no ensayes exactamente lo que dirás. Tu relato puede perder espontaneidad y, por ello, credibilidad.
- A veces, el vocabulario que se usa en las salas de justicia es muy diferente al coloquial. Por ello, no tengas miedo a contestar “no entiendo”, “no sé” o “no recuerdo”.
- Es habitual que el juez te confronte durante tu relato con expresiones como “él dice que…” Esto no significa que no te crea, forma parte del proceso habitual de declaración. Recuerda que el juez es imparcial y que al acusado también le habrán preguntado en esos términos.
- Elige bien a la persona que te acompañará al juicio. Algunos familiares y amigos pueden aumentar tus nervios y ser más perjudiciales que beneficiosos.
- Puedes realizar ejercicios de respiración para relajarte previamente.
- Lleva pañuelos. Puede parecer una tontería pero es habitual emocionarse al recordar experiencias tan duras y te serán muy útiles.
- Si el juez te lo permite, suele ser aconsejable abandonar la sala al terminar de declarar. Ver el resto de declaraciones puede provocarte un dolor innecesario. Recuerda, si tu acompañante insiste en quedarse eres libre de hacer aquello que más te apetezca.
- Una vez finalizado, intenta no repasar el acto una y otra vez pensando en qué podrías haber dicho, ya no hay vuelta atrás y esto solo aumentará tu ansiedad.
- Por último, tras el juicio es aconsejable organizar alguna actividad que te resulte agradable y divertida.
- Si el acusado finalmente sale absuelto no debemos pensar que “todo el esfuerzo no sirvió para nada”:
- El acusado también ha sufrido un proceso muy negativo.
- La denuncia frena posibles comportamientos de acoso.
- Las sentencias judiciales responden a la llamada “verdad legal” diferente de la “verdad real”.
- La opinión popular no cambiará por la sentencia, quien te creía lo seguirá haciendo y viceversa.
- Aunque parezca difícil, con ayuda podrás enfocar esta experiencia como algo que te ha fortalecido y que te sirva para poner en orden tus prioridades vitales.
Recuerda que esto solo son consejos y que debes hacer uso de las armas propias que todos tenemos para afrontar los momentos difíciles. No todas las personas requieren forzosamente de ayuda para superar esta experiencia pero, si no es ese tu caso, no dudes en acudir a cualquiera de los centros especializados en agresiones sexuales de tu comunidad.