Vimes – Me han violado https://www.mehanviolado.com Ayuda e información sobre agresiones sexuales Wed, 23 May 2018 12:10:21 +0000 es-ES hourly 1 https://wordpress.org/?v=4.9.8 Consentimiento: de verdad, no es tan complicado https://www.mehanviolado.com/consentimiento-de-verdad-no-es-tan-complicado/ Mon, 27 Apr 2015 09:16:34 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=987 Traducimos hoy el artículo Consent: not actually that complicatedpublicado en el blog Rockstar Dinosaur Pirate Princess. Hemos eliminado el tercer párrafo del post original porque se refiere a un caso mediático en el Reino Unido (el del futbolista galés Ched Evans, condenado por violación, actualmente en libertad condicional) que creemos de interés limitado en España.

El de hoy es corto, ya que mi vida ya es bastante complicada (y conspira lo suficiente contra mis deseos) como para pasar aún más tiempo pensando en qué escribo para el blog. Pero ¿sabéis qué no es complicado?

El consentimiento.

[…]

Parece como si cada artículo que se escribe sobre consentimiento y cada política que se impulsa para que quien inicia la relación sexual se responsabilice de asegurarse de que la otra persona quería, ya sabéis, follar de verdad con él, generara una ola de comentarios y críticas.

Parece que un montón de gente realmente no sabe lo que significa la palabra “consentimiento”. Desde el famoso “no hay que preguntarle a todo el mundo antes de cada inserción” hasta el estudiante que (dijo que) pensaba sorprender a su pareja con un poquito de BDSM no consensuado, pasando por esa maldita canción y terminando en cada jodido comentario en un artículo que sugiere que sólo “sí” significa “sí”, parece que a la gente de verdad le resulta un problema entender que antes de tener relaciones sexuales con alguien (y esto quiere decir cada vez que las tienes) tienes que asegurarte de que esa persona quiere tenerlas contigo. Esto va para hombres, para mujeres y para todo el mundo. Sea quien sea la persona hacia quien estés iniciando el acercamiento, asegúrate de que de verdad quiere. Sólo es eso. No es difícil. De verdad.

 

Incluso los comentarios que ha recibido esta tira ilustran la incapacidad para entender el consentimiento.

 

Y si aún te cuesta, imagínate que en vez de iniciar un contacto sexual le estás haciendo una taza de té.

Dices “eh, ¿te apetece una taza de té?” y la otra persona te responde “joder, sí, me encantaría una taza de té. ¡Gracias!”, y entonces tú sabes que quiere una taza de té. Pero si la respuesta es “um” y “aah” y “no me convence la idea…” entonces puedes hacer el té o no hacerlo, pero siempre teniendo en cuenta que esa persona podría no quererlo, y que en ese caso (y esto es importante) no le vas a obligar a bebérselo. No puedes echarle la culpa de que te hayas tomado el esfuerzo de hacer el té para el caso improbable de que le apeteciera. Te toca aguantarte: que tú lo hayas hecho no quiere decir que tenga el deber de tomárselo.

Y si te dice “no, gracias”, entonces no haces té. En ningún caso. No le haces té, no le obligas a beber té, no te enfadas porque no quiera té. Te limitas a no hacer té, ¿vale?

Podría decirte “sí, por favor, muy amable por tu parte”, y que cuando el té llegue ya no le apetezca en absoluto. Entiendo que es irritante haber hecho el esfuerzo, pero esa persona sigue sin tener la obligación de tomárselo. Antes quería té, ahora no. A veces la gente cambia de idea en el tiempo que tardas en hervir el agua, echar el té y añadir la leche. Y está bien que eso pase, y sigue sin darte derecho a ver cómo se lo bebe incluso aunque te hayas tomado el trabajo de prepararlo.

Si está inconsciente no le hagas té. La gente inconsciente no quiere té y no puede responder a la pregunta “¿quieres una taza de té?” porque están inconscientes.

O quizá estaba consciente y te dijo que sí cuando le preguntaste si quería té, pero se ha desmayado en el rato que tardaste en hervir el agua, echar el té y añadir la leche. Entonces deberías dejar el té, asegurarte de que la persona inconsciente está bien y (esto también es importante) no hacer que se lo beba. Dijo que sí hace un rato, pero la gente inconsciente no quiere té.

Si te dijo que sí al té, empezó a bebérselo y perdió el conocimiento antes de terminarlo, no le abras la boca y se lo viertas por la garganta. Llévatelo y asegúrate de que la persona está bien. Porque, de nuevo, la gente inconsciente no quiere té. De verdad, confía en mí en este tema.

Si te dijo que sí al té en tu casa el pasado sábado, eso no significa que quiera que le prepares té todo el rato. No quiere que vayas por su zona inesperadamente y le hagas té y le obligues a bebérselo mientras gritas “¡pero la semana pasada quisiste té!”, ni despertarse para encontrarte echándoselo por la garganta.

¿Crees que esta analogía es absurda? Sí, todo esto ya lo sabéis. Por supuesto que no vais a alimentar a alguien por la fuerza porque dijo que sí a tomar una taza de té la semana pasada. Claro que nunca echaríais té por la garganta de una persona inconsciente porque cinco minutos antes dijera que quería una taza. Pero entonces, si podéis entender lo ridículo que es forzar a la gente a que tome té cuando no quiere, y sois capaces de discernir cuándo una persona no lo desea, entonces, ¿por qué os cuesta tanto pillarlo cuando hablamos de sexo?

Se trate de sexo o de té, el consentimiento lo es todo.

Y ahora, si me disculpáis, me voy a hacer una taza de té.

 

 

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¿Cuándo te debe sexo una mujer? https://www.mehanviolado.com/cuando-te-debe-sexo-una-mujer/ Wed, 30 Jul 2014 07:44:21 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=897 Traducción de ‘When Does a Woman Owe You Sex? Check This Cart’ de Elizabeth Planck.

 

Microsoft Excel tuvo una oportunidad para lo explícito esta semana, en la que Internet ha aprendido que la anteriormente inocua herramienta de oficina se está usando en una nueva y desalentadora moda de machotes: registrar el número de veces que sus compañeras se niegan a tener relaciones sexuales. Sí, las #sexspreadsheets (#HojasDeCálculoSexuales) existen, probablemente porque algunos hombres todavía creen que tener un pene te da derecho a todo el sexo que quieras.

Lo siento, chavales: el mundo no funciona así.

Cuando la primera “hoja de cálculo sexual” se hizo viral en Reddit, inmediatamente le siguió una segunda, igualmente inmadura, que podría ser o no una parodia de la primera.

Por desgracia, no hemos pillado el chiste.

El escritor del post original apuntó varias “excusas” que su compañera había usado durante las semanas anteriores. Aparentemente a veces estaba “cansada”, se sentía “enferma” y ocasionalmente incluso tenía la ridícula idea de que podría querer ir al gimnasio. ¿Quién se cree esa tía que es? ¿Un miembro de la sociedad con iguales derechos y la misma capacidad de planear su vida que un varón?

 

Fecha

¿Sexo?

Excusa

03/06/2014

No

“Estoy viendo la tele” (una reposición de Friends)

04/06/2014

No

“Estoy sudada y doy asco, necesito ducharme” (no lo hizo hasta la mañana siguiente)

06/06/2014

No

(no verbal)

09/06/2014

No

“Estoy agotada”

10/06/2014

11/06/2014

No

“Sigo un poco dolorida por lo de ayer”

12/06/2014

No

(no verbal)

13/06/2014

No

“Estoy intentando ver la película” (se durmió a los 15 minutos)

16/06/2014

No

“Estoy demasiado borracha y he bebido demasiado”

18/06/2014

No

“No voy a tener tiempo para ducharme y llegar a tiempo para cenar.” (llegamos 20 minutos antes)

19/06/2014

No

“Acabo de llegar del gimnasio, estoy asquerosa” (no se duchó hasta la mañana siguiente)

20/06/2014

No

(no verbal)

21/06/2014

No

“Tengo que levantarme temprano”

22/06/2014

No

(no verbal)

27/06/2014

29/06/2014

No

“Estás demasiado borracho”

30/06/2014

No

“Me siento asquerosa”

01/07/2014

No

“No me siento bien, he comido demasiado”

03/07/2014

No

“Estoy sudada, asquerosa y cansada”

04/07/2014

No

(no verbal)

05/07/2014

No

“Creo que me estoy poniendo mala”

06/07/2014

No

“Todavía no me siento al 100%”

10/07/2014

No

“Necesito una ducha, me siento asquerosa”

11/07/2014

No

“Estoy muy cansada”

12/07/2014

13/07/2014

No

“No”

14/07/2014

No

(no verbal)

16/07/2014

No

“Estoy viendo este programa y no me quiero perder nada”

 

A pesar de que muchos podríamos creer que las #SexSpreadsheets son inofensivas, incluso que tienen gracia, tonterías de Internet, la motivación que tienen detrás muestra una pauta de comportamiento masculino patológico mucho más profunda. Los casos de violencia de género en EE.UU. son alarmantemente frecuentes, y los agresores a menudo muestran una actitud de tener derecho sobre sus compañeras muy similar. Que el tío de la hoja de cálculo afirme estar casado con su pareja no cambia la ecuación: una de cada cuatro mujeres estadounidenses van a afrontar violencia de género durante su vida, y una tercera parte de esos casos incluye violación marital.

Seamos claros: los machotes de las hojas de cálculo no son violadores. Pero se están haciendo eco de (o, al menos, quitando importancia a) la misma clase de discurso que se usa para legitimar varias formas de agresión. Pretender tener derecho a los cuerpos de las mujeres es un paso en el ciclo del abuso. Por ejemplo, tenemos al asesino de Santa Bárbara, que empezó un tiroteo para “castigar” a cada chica que “nunca se había sentido atraída” por él. O los autodenominados “artistas de la seducción”, que proclaman que la violencia contra las mujeres podría evitarse si los hombres aprendieran a seducir mujeres adecuadamente. En ambos casos el mensaje es siempre el mismo: los hombres necesitan y, más importante, merecen sexo, principalmente porque son hombres. Las mujeres que detienen sus avances (sean de su novio, de su esposo o del tío que acaban de conocer en una fiesta) son tachadas de mojigatas y zorras. Mientras tanto, jueces, periodistas y políticos culpan a las mujeres que declaran haber sido violadas.

La cantidad de falsedades que no deja de expandirse nos ha llevado a crear este diagrama de flujo que puede ayudar a aclarar cualquier duda sobre cuándo las mujeres le deben sexo a alguien.

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Sobre el guardia civil indultado por no detener un abuso sexual https://www.mehanviolado.com/indulto-guardia-civil-abuso-sexual/ Tue, 17 Jun 2014 11:01:57 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=866 Esos días ha sido noticia que el Gobierno ha indultado a un Guardia Civil condenado por no hacer nada para detener el abuso sexual que un amigo suyo estaba perpetrando sobre la pasajera de un tren de Cercanías. Cuando se ha descubierto que este agente es hijo de un concejal del PP, las redes sociales han ardido. Me gustaría pensar que la reacción de condena (furibunda e inmediata) habría sido la misma si el padre del tipo no hubiera sido un político de derechas pero, la verdad, lo dudo.

Sin embargo, no escribo este post para quejarme del gran número de personas que han utilizado esto como excusa para atacar al Gobierno y al PP sin ir más allá, pensar qué harían ellos en una situación así o intentar averiguar lo frecuentes que son esos actos. Eso queda para otro día. Hoy quiero simplemente hablar un poco de este caso concreto, tanto de la sentencia como del indulto.

Los hechos son los siguientes: en 2011, entran en un tren Cipriano y Mario y se sientan en el mismo grupo de 4 asientos que ya ocupaba Guadalupe (nombres supuestos). En un determinado momento, Cipriano empieza a decirle obscenidades a Guadalupe, a la cual le metió mano entre las piernas. Mario, mientras tanto, hacía bromitas y grababa los hechos. Recordemos que Mario en realidad se llama Manuel Arbesú y es guardia civil en activo, aunque en ese momento no estaba de servicio.

Pues bien, esos hechos han sido condenados con una ligereza increíble. El delito de Cipriano ha sido considerado abuso sexual, en vez de agresión sexual. La diferencia está en que en el primero no hay violencia ni intimidación y en el segundo sí; sin embargo, el propio relato de los hechos dice que Guadalupe “intentaba evitarlo abandonando el lugar en el que se encontraba”. Si intentó evitarlo es porque no lo consiguió, y si no lo consiguió, ¿por qué va a ser sino por la intimidación a la que la tenían sometida los dos agresores? De hecho, todo el contexto (dos tíos ocupando todo el espacio, diciendo burradas y agrediendo a la única persona que acudió en su ayuda) es en sí bastante intimidante.

La consideración de abuso tiene una consecuencia muy importante a la hora de fijar el castigo. La pena de la agresión sexual es de uno a cinco años, pero se eleva hasta un marco muy superior (de cinco a diez años) si, como en este caso, hay dos o más agresores. La pena del abuso sexual, delito que no prevé la agravante de grupo, es de uno a tres años de prisión o de una multa. En este caso a Cipriano se le ha impuesto la pena de multa y, además, en la cuantía más baja posible: 18 meses de multa a 2 € por día. Se supone, por cierto, que la cuantía diaria se fija atendiendo a la capacidad económica del sujeto, y ésta ya tiene que ser completamente nula para que no puedas ni pagar 2 € diarios.

Pero bueno, esta decisión judicial, pese a ser injusta, no es lo peor de todo el asunto. Y no lo es porque provenía de un acuerdo entre la agredida (supongo que deseosa de terminar con todo el asunto), el fiscal y la representación de Cipriano, lo que en lenguaje técnico se llama “conformidad”. Pero en el caso de “Mario” esta conformidad no existió, y aun así la pena era ridícula. La razón es que solamente fue castigado por un delito contra la Administración de Justicia (concretamente, omisión del deber de perseguir delitos) en vez de por colaborar en el abuso sexual que cometió su amigo.

En general, quien ve un delito y no lo impide comete un simple delito de omisión del deber de socorro (o, como en este caso, del deber de perseguir delitos). Sin embargo, el Tribunal Supremo ha entendido que, en delitos sexuales donde hay varios agresores, los que permanecen pasivos no son meros autores de este delito de omisión, sino que participan en el delito sexual que está cometiendo su colega. Así, hablando de este tipo de personas, la STS 486/2002, de 12 de marzo, dice que su comportamiento no es realmente pasivo, pues “su sola presencia reforzó la voluntad delictiva del otro copartícipe, y simultáneamente sirvió para incrementar el campo intimidatorio en el que se produjo la agresión.”

Hablando más en general, el Tribunal Supremo ha dicho que, en delitos sexuales, “la presencia de los copartícipes supone una acusada superioridad y una mayor impunidad o al menos aseguramiento del designio criminal para los autores, y una correlativa intensificación de la intimidación que sufre la víctima con efectiva disminución de toda capacidad de respuesta, dando lugar todo ello a un aumento cualitativo de la gravedad de la situación” (STS 1142/2009, de 24 de noviembre). Esta doctrina está pensada para agresiones sexuales, pero nada obsta para que se aplique a abusos.

Y sin embargo, el tribunal sentenciador no la aplicó (el fiscal y la acusación particular tampoco lo pidieron), y pese a que podría haber condenado a “Mario” como cooperador necesario de los abusos sexuales le castigó simplemente como culpable de omisión del deber de socorro. El resultado: una pena de inhabilitación para cargo público durante seis meses. Esto implica que es expulsado de la Guardia Civil; cuando pasen los seis meses no se reincorpora automáticamente sino que deberá volver a entrar, superando las pruebas de acceso oportunas.

Sin embargo, a este delincuente este parón en su carrera le debe haber parecido demasiado, por lo que su padre montó una campaña de firmas para que se le indultara. Y ahora lo ha conseguido: una multa de 6 meses a 3 € diarios (una vergüenza para alguien con sueldo de funcionario) y se cancela la inhabilitación. Falta por ver si la sentencia empezó a ejecutarse antes del indulto, porque en este caso sí habría sido efectivamente expulsado de la Guardia Civil y tendría que presentarse a las pruebas de acceso si quiere reincorporarse, pero ese extremo a mí, personalmente, me da igual.

Y me da igual porque no afecta a mi sensación hacia todo este caso, que es la frustración de quien intenta coger agua en un colador. Los agresores sexuales tienen mil grietas para escaparse, de las cuales no es la menor el deseo de la víctima de terminar con todo para no seguir sufriendo un estigma que les martiriza. Y que conste que esto no va contra la agredida, que bastante valor ha demostrado atreviéndose a denunciar. Esto es algo (qué sorpresa) sistémico: acusaciones de chichinabo, jueces comprensivos y, si todo lo demás falla, el correspondiente indulto concedido tras una campaña de apoyo orquestada por papá. Esto no pasa con ningún otro delito contra las personas: intenta salir tan bien librado de una acusación de homicidio, lesiones o robo.

Pero eso sí, luego la cultura de la violación es un invento.

 

OTROSÍ DIGO: cuando ya tenía escrita la entrada me he enterado de que la víctima no se opuso al indulto “para evitar que (el condenado) perdiera su puesto de trabajo”. Me causa impotencia que estemos sumergidos en una educación y una cultura que hace que las víctimas pongan el puesto de trabajo (o el honor, o la reputación…) del agresor por encima de su propio derecho a recibir justicia.

Cuidado, no quiero que parezca que con esto estoy juzgando a la víctima por la decisión que ha tomado: no pretendo hacerlo, no tenía ninguna obligación de rechazar el indulto. Es simplemente que no es el primer caso que conozco de una víctima que actúa igual por respeto a la posición laboral o social del agresor. Y esas cosas desgastan.

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El violador de Schrödinger: un caso práctico https://www.mehanviolado.com/violador-schrodinger-caso-practico/ Tue, 27 May 2014 08:46:27 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=843 Hoy me han contado una cosa desagradable.

Una chica que conozco ligó el otro día con un tío por una red social. Habían quedado hoy para “tomar un café”, que todos sabemos lo que puede significar en este contexto. Hasta que él decidió echarlo todo a rodar. Anoche, por Skype, empezó a insistir para quedar en ese mismo momento. Mi amiga le dijo que no varias veces (“no puedo”, “aún no he cenado”, “tengo que estudiar”) y al final, ante la voluntad de él de no darse por aludido, le cambió de tema. Desde entonces el tío estuvo borde y seco.

Mi amiga cerró la conversación para ir a estudiar, con un dilema grande en la cabeza: quedar o no quedar. El comportamiento del tío era inaceptable, sí, pero bien podía ser algo puntual: había tenido un mal día, a nadie le gusta que le frustren el calentón, etc. Por suerte el tío le ayudó a decidir: cuando ella volvió al ordenador se encontró con varios mensajes de él recriminándola por haber dejado Skype abierto: “si te vas a estudiar no entiendo por qué no lo cierras”, y ese rollo. Sin embargo, de los mensajes se desprendía claramente que el tío seguía queriendo quedar al día siguiente. Ante ese intento de control, mi amiga le dejó un último mensaje, rompiendo la incipiente relación y borrándole de todas las redes sociales.

Cuando me lo estaba contando, mi amiga usó una frase que me llamó la atención y que es la que motiva este post: “decidí pensar con la cabeza en vez de con el clítoris”. Me pareció muy curioso. Al fin y al cabo, ¿por qué se dice que los hombres pensamos con los genitales? No porque todos lo hagamos, sino porque si alguien lo hace, con seguridad es hombre. En otras palabras: darte el lujo de no reaccionar ante una conducta de esta clase es un privilegio que tenemos los hombres.

Mi amiga no puede permitirse dejar pasar el comportamiento de ese tío y quedar con él de todas formas, por mucho que le pudiera apetecer. Ese tío se acaba de convertir en el violador de Schrödinger para mi amiga, pues ha demostrado que el consentimiento le da igual. Si no ha respetado su negativa en algo como esto, ¿por qué iba a hacerle caso a un “no me acompañes a casa”? ¿Un “no subas”? ¿Un “no quiero acostarme contigo”? Se trata de una escalada de faltas de respeto que culmina en un delito grave, no de un asaltante en un descampado oscuro.

Sin embargo, supongamos la situación inversa: una mujer que pretende presentarse en casa de un hombre a horas intempestivas y se cabrea porque éste le dice que no. El varón se molestaría, pero sin duda podría quedar con ella otro día sin ningún miedo: ni se le pasa por la cabeza que le pueda pasar algo malo. No teme ser violado, asesinado, agredido o acosado. No ve ninguna señal de alarma cuando una mujer actúa así: como mucho queda como una anécdota.

¿A alguien le parece rara la escena que ha vivido mi amiga? ¿A alguna mujer no le suena familiar, no le ha pasado algo equiparable? ¿Algún hombre ha vivido cosas remotamente parecidas? Las agresiones sexuales son la punta del iceberg: lo asfixiante es el miedo que limita la libertad de las mujeres. En la cultura de la violación, los hombres generamos situaciones amedrentadoras para las mujeres sin ni siquiera saberlo, como parte de una rutina. O si no, ¿a santo de qué un tío que conoce a mi amiga desde hace una semana tiene que controlar si está o no está conectada a Skype? Y sin embargo, cuando él lo hable con sus amigos nadie le censurará o le dirá que ha hecho algo mal. Ese tío nunca sabrá que mi amiga ha tenido miedo de él, de sufrir un acoso o una agresión sexual por su parte.

Quiero que se me entienda bien: no le estoy justificando. Uno no puede cambiar la educación que ha recibido, pero puede intentar rebelarse contra ella. Un hombre occidental en el siglo XXI tiene recursos suficientes para poder escuchar lo que tienen que decir las mujeres sobre la forma en que son tratadas. Si decide no hacerlo, o si escucha y no hace caso, es plenamente responsable de sus acciones. La cultura y la educación no pueden servir como excusa, porque desde el mismo momento en que empleas excusas es porque sabes que algo estás haciendo mal: trabaja para cambiarlo y para no transmitirlo… o luego no te quejes si no entiendes por qué las mujeres se alejan de ti.

 

 

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El violador de Schrödinger: una guía para hombres que quieren acercarse a desconocidas sin recibir una dosis de spray de pimienta https://www.mehanviolado.com/violador-schrodinger/ Fri, 16 May 2014 15:20:28 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=837 En los últimos días se ha difundido información sobre un “artista de la seducción” que responde al nombre de Álvaro Reyes. Frente a la justa indignación que han levantado las lecciones de este sujeto, se ha podido leer a fans, clientes y defensores del mismo preguntando qué hay de malo en las técnicas que emplea Reyes. Para contestar traducimos este post escrito por Phaedra Starling en 2009 sobre cómo puede sentirse una mujer cuando un hombre se acerca a ligar con ella.

 

Gracias por leerme, caballeros.

Déjame que empiece asegurándote que entiendo que eres una buena persona. Eres amable con los niños y los animales, respetas a tus mayores, donas dinero a ONGs, cuentas chistes sin reírte de tu propia gracia, respetas a las mujeres, te gustan las mujeres… De hecho, de verdad te gustaría tener una relación sexual cariñosa y mutuamente respetuosa con una mujer. Por desgracia no conoces todavía a esa mujer: no trabaja contigo, no os la han presentado amigos comunes ni coincidís en las mismas actividades. Así que tienes que salir ahí fuera a buscarla.

Hasta aquí todo bien. La señora Corazones Solitarios, tu humilde instructora, está de acuerdo. Conexión humana, amor, romanticismo… no hay nada de malo en esos anhelos.

Ahora, quieres conocer a una mujer que has visto en público. Lo primero que tienes que entender es que esa mujer tiene que tratar con una serie de retos y preocupaciones que a ti, como hombre, te resultan extraños. Para empezar, nosotras preferimos que nadie nos asesine o nos agreda violentamente de cualquier otra forma.

“¡Pero espera! ¡No quiero hacerle nada de eso!”

Bueno, no. Pero ¿tú piensas sobre eso todo el tiempo? ¿La prevención de una agresión violenta o de un asesinato es parte de tu rutina diaria, en vez de ser algo que sólo haces cuando te aventuras en zonas de guerra? Porque, para las mujeres, lo es. Cuando voy a una cita, siempre dejo el nombre completo del hombre e información de contacto escrita cerca del monitor de mi ordenador. Es para que los policías puedan encontrar mi cuerpo si desaparezco. Mi mejor amiga me llamará o me mandará un e-mail a la mañana siguiente, y debo contestar antes del mediodía o empieza a preocuparse. Si no ha sabido de mí hacia las tres de la tarde, llamará a la policía. Mis actividades después del anochecer son limitadas. A menos que esté en un espacio densamente ocupado y bien iluminado, no salgo sola. Incluso entonces, prefiero tener conmigo a una amiga o dos, o a mis perros. ¿Sigues reglas de ese tipo?

Así que cuando tú, un desconocido, te acercas a mí, tengo que preguntarme a mí misma: ¿va a violarme este hombre?

¿Crees que me estoy pasando? Una de cada seis mujeres estadounidenses será agredida sexualmente durante su vida. Apuesto a que no piensas que conoces a ningún violador, pero considera simplemente el número de violaciones que ocurren. Estas violaciones no son todas cometidas por Philip Garrido, Brian David Mitchell u otros miembros de la Hermandad del Pelo Siniestro y la Religión Hecha en Casa. Aunque tú asumas que ninguno de los hombres que conoces son violadores, puedo asegurarte que al menos uno lo es. Ten en cuenta lo siguiente: si cada violador comete una media de diez violaciones (un número horrible, ¿no?) entonces la concentración de violadores en la población es de más o menos uno por cada sesenta hombres. Esto quiere decir cuatro en el último curso de mi instituto, uno entre mis compañeros de trabajo, uno en el vagón del metro en hora punta, once que hacen ejercicio en mi gimnasio. ¿Cómo sé que tú, el chico agradable que no quiere nada más que compañía y Amor Verdadero, no eres este violador?

No lo sé.

Cuando te acercas a mí en público, eres el violador de Schrödinger. Puedes ser o no un hombre que viole. No lo sabré con seguridad a menos que empieces a agredirme. No puedo ver dentro de tu cabeza y no conozco tus intenciones. Si esperas que confíe en ti, que acepte sin dudar que eres un buen tío, no sólo fallas en respetar mi cautela razonable sino que te estás despreocupando de mi seguridad personal.

Por suerte, eres un buen tío, ya lo hemos establecido. Ahora que estás advertido de que hay un problema, vas a poner todos los medios para arreglarlo y para hacer que las mujeres con las que interactúas se sientan tan seguras como sea posible.

Para empezar, debes aceptar que yo marco mi propia tolerancia al riesgo. Cuando te acercas a mí, empezaré a evaluar la posibilidad de que me hagas daño. Esa posibilidad nunca es de 0. Para algunas mujeres, particularmente aquellas que han sido víctimas de agresiones violentas, cualquier nivel de riesgo es inaceptable. Esas mujeres no quieren que nadie se les acerque, no importa lo majo que seas o lo mucho que te gustaría tener una cita con ellas. ¿OK? Es su derecho. No te pongas gilipollas con este tema. Las mujeres no tienen la obligación de escuchar las ofertas de los vendedores antes de decidir si van al mercado.

El segundo punto importante dice que tienes que preocuparte de qué señales estás enviando por tu apariencia y por el contexto. Vamos a prestar mucha atención a tu apariencia y comportamiento y comparar todos esos signos con nuestra idea de lo que es una amenaza.

Esto quiere decir que algunos hombres no deberían nunca acercarse a mujeres desconocidas en público. Especialmente si tienes estándares de higiene personal verdaderamente inusuales, si eres el profeta de tu propia religión o si tienes tatuajes de símbolos de bandas o de cucarachas a todo color por toda la cara y el cuello, nunca vas a recibir una buena respuesta si te acercas a una mujer en frío. Esto no significa que estés condenado a una vida de soledad, pero te sugiero que empieces ligando en Internet, donde puedes “apagar” tus rasgos inusuales y encontrar a una mujer que los aprecie.

¿Llevas una camiseta haciendo un chiste sobre violaciones? NO ES UNA BUENA ELECCIÓN; no lo es en general y por supuesto no lo es cuando te acercas a una extraña.

Presta atención al contexto. Mira a tu alrededor. ¿Estás en un callejón oscuro? Entonces probablemente no deberías acercarte a una mujer e intentar entablar una conversación. Lo mismo se aplica si estás solo con una mujer en la mayoría de lugares públicos. Si el lugar público es un área cerrada (un vagón de metro, un ascensor, un autobús), aunque haya mucha gente, puedes no darte cuenta de que las posibilidades que tiene una mujer para huir en caso de amenazas son limitadas. Pregúntate a ti mismo: “si yo fuera peligroso, ¿estaría esta mujer segura en este espacio conmigo?” Si la respuesta es no, entonces no es apropiado que te acerques a ella.

En el otro lado, si ambos estáis en la iglesia acompañados por vuestras madres que son amigas de toda la vida, la mujer está en un ambiente que le da la mayor sensación de seguridad posible. Esto no quiere decir que esté 100% segura, pero las probabilidades son bastante buenas.

El tercer punto: las mujeres se están comunicando todo el rato. Aprende a entender y respetar esta comunicación.

Quieres decirle “hola” a esa chica tan mona del metro. ¿Cómo reaccionará? Por suerte, puedo decírtelo con algo de certeza, porque ella ya está enviándote mensajes. Si mira por la ventana, lee un libro, trabaja en un ordenador, tiene los brazos cruzados sobre el pecho o el cuerpo lejos de ti, eso significa “no molestar”. Así que, ya sabes, no la molestes. En serio. Incluso para decir que te gusta su pelo, zapatos o libro. Un cumplido no es siempre una razón para que las mujeres te sonrían y te den las gracias. Eres una amenaza, ¿recuerdas? Eres el violador de Schrödinger. No asumas que lo que sea que tengas que decir te la ganará con tu encanto o con halagos. Tómate en serio lo que está indicando y déjala en paz.

Si hablas y responde con monosílabos y sin mirarte, ella está diciendo “no quiero ser desagradable, pero por favor, déjame en paz.” No sabes por qué. Podría ser “por favor, déjame en paz porque estoy intentando memorizar Beowulf.” Podría ser “por favor, déjame en paz porque eres un tío inquietante con el pecho como un toro.” Podría ser “por favor, déjame en paz porque estoy planeando el asesinato de una importante figura geopolítica y tendré que matarte si eres capaz de reconocerme y echar a perder mi falsa identidad.”

En sentido contrario, si está vuelta hacia ti, hace contacto visual y responde de forma amigable y locuaz cuando hablas con ella, eso significa luz verde. Puedes continuar hablando hasta que empieces a recibir señales para que retrocedas.

El cuarto punto: si la cagas a la hora de respetar lo que dicen las mujeres, te acabas de catalogar como un problema.

Hay un hombre con el cual salí para una única cita (un café por la tarde, durante una hora) el 25 de julio. En los dos días posteriores, me envió cerca de quince e-mails, regañándome por mi baja receptividad. Le respondí diciéndole “Mira, esta es una respuesta desproporcionada para una única cita. Me estás haciendo sentir incómoda. No vuelvas a contactar conmigo.” Estamos a 7 de octubre. ¿Todavía me escribe?

Por supuesto que lo hace. Más o menos cada dos semanas.

Este hombre puntúa más alto en la escala de amenazas que el hombre con los tatuajes de cucarachas, que, después de todo, no es culpable de nada más que de tener un mal gusto terrible. Ya ves, el señor E-Mail ha dejado claro que ignora lo que digo cuando él quiere algo de mí. No sé si es un violador de verdad, y sinceramente espero que no, pero es ciertamente el violador de Schrödinger, y este violador de Schrödinger en particular tiene una probabilidad superior a una entre sesenta. Porque un hombre que ignora el “no” de una mujer en una interacción no sexual es más probable que ignore ese “no” en una sexual, simplemente.

Así que, si hablas con una mujer que está ocupada en otra cosa, estás enviando un mensaje sutil: que tu deseo de interactuar supera su derecho de que la dejen en paz. Si mantienes una conversación que ella está intentando cortar, envías un mensaje: que tu deseo de hablar supera su derecho de que la dejen en paz. Y cada uno de esos mensajes indica que crees que tus deseos son una razón legítima para pasar por encima de sus derechos.

Para las mujeres, que están observándote de cerca para determinar cuánto tienes de amenaza, éste es un dato importante.

El quinto y último punto: no violes. No cometas tampoco delitos menos graves: no agredas, no metas mano, no obligues, no alardees, no te exhibas, no amenaces con violencia física, no amenaces con violencia sexual.

¿Debería ser innecesario decir esto? Por supuesto que debería. Por desgracia éste no es el mundo en el que yo vivo. Deberías empezar a darte cuenta de que tampoco es el mundo en el que tú vives.

La señora Corazones Solitarios te desea felicidad y éxito en tu búsqueda de compañía romántica.

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El acoso sexual en la cultura friki (segunda parte) https://www.mehanviolado.com/acoso-sexual-cultura-friki-2/ Tue, 06 May 2014 09:28:20 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=828 Publicamos la segunda parte de la traducción de “Ending Sexual Harassment in Geek Culture”, del bloguero Dr. NerdLove. Como ya dije en la primera parte, no estoy totalmente de acuerdo con las conclusiones, concretamente con la idea de que “un hombre de verdad no acosa” y con el tono de caballero blanco que adopta.

El silencio de las damas

Es un hecho innegable y difícil de asimilar que la cultura friki tiene un problema con las mujeres. Lo hemos mostrado una y otra vez. Tess Fowler, Anita Sarkeesian, Mattie Bryce, Zoe Quinn, Lea Hernández, Colleen Doran, Gail Simone, Kate Leth, Laura Hudson, Jennifer Hepler, Alice Mercier, Courtney Stanton o Elizabeth Sampat.

En el momento en que aparece el tema de cómo se trata a las mujeres en la cultura friki, la gente inmediatamente corre a desestimar, minimizar o desviar la conversación. Argumentarán que todo el mundo aguanta mierda online. O que las mujeres simplemente necesitan aprender a tener la piel más gruesa porque así es como juegan los mayores. Habrá gente que quiera decir “¡hay que mencionar que los chicos también soportan estas cosas!” o que se apresuren a quejarse porque no todos los hombres hacen esto. Querrán jugar al abogado del diablo o quejarse de que ellos no acosan a mujeres, por lo que es injusto para alguna gente sacar este tema, ya que implica meter a todos los hombres en el mismo saco o difamar a otros tipos bienintencionados que simplemente no abren la boca sobre esto porque no es ninguna clase de problema real porque su amiga es claramente una mujer y todo esto le parece bien y nunca ha recibido amenazas.

“Mientras tanto, en la majestuosa Mansión de la Liga de la Justicia hacia los Hombres…”

O que ella es lo bastante fuerte para simplemente ignorar todas estas amenazas porque quién se va a sentir asustada de verdad porque gente aleatoria suelte una diarrea verbal en Internet.

¿Y sabéis qué?

Que todo eso es una mierda.

Porque cuando la gente se apresura a resaltar que “no son todos los hombres” o que “no es un problema” realmente lo que buscan es distraer la atención de los dos problemas reales que hay aquí.

Primero: que todo esto se dirige específicamente a las mujeres porque son mujeres. Yo escribo un montón sobre feminismo. Tengo incluso mis propios haters que salen como setas en los comentarios para quejarse y darle hostias al feminismo cada vez que hablo sobre cualquier cosa. Y no solo no he recibido una centésima parte de la mierda que tiene que aguantar Asselin (o Lea Hernández o Kate Leth o cualquiera de las mujeres que he mencionado antes), sino que nunca me han amenazado de violación. Ni se lo han hecho al 99% de los escritores y blogueros varones de alto perfil que hablan de los mismos temas. Ninguno de nosotros recibe el mismo volumen de amenazas violentas o de acoso. Porque para las mujeres esto no se queda en Internet. Las sigue a todas partes.

       “Lo último sobre todo esto es que algunos de estos “trolls” han publicado sobre ir a conocerme o visitar mi trabajo. Esos chicos que escriben sobre violarme” (Kate Leth, @kateleth, 17 de abril de 2014)

       “Así que cuando esté en una convención o detrás del mostrador no podré saber qué persona de todas con las que hablo está detrás de todo esto” (Kate Leth, @kateleth, 17 de abril de 2014)

El segundo problema es que cuando la gente discute o desvía la conversación de este tema, están intentando distraer la atención del hecho de que las mujeres son amenazadas para acallarlas. Para hacer que se larguen. Para ahuyentarlas de la comunidad por completo. El juego “Golpea a Anita Sarkeesian” no trataba de refutar sus argumentos, iba sobre hacer que se largara la alarmante mujer que (creían) iba a quitarles sus juegos de culos y tetas. El acoso que sufrió Zoe Quinn por su juego Depression Quest fue porque la gente quería hacer que parara de hablar. Los hijos de Jennifer Hepler fueron amenazados porque a la gente no le gustaba que ella tuviera cosas que decir sobre Dragon’s Age 2, un juego que ella ayudó a escribir. Janelle Asselin recibe amenazas de violación por criticar la portada de un cómic. Kate Leth, una crítica sin reservas del acoso casual y la misoginia en la cultura friki, fue el objetivo de hombres que estaban decididos a “castigarla” por… hacer cómics que a ellos no les gustaban.

       “Hay páginas de Tumblr dedicadas enteramente a pegar mi cabeza en anime de violación y porno, porque no les gusto yo o mis cómics” (Kate Leth, @kateleth, 17 de abril de 2014)

No son sólo comics. No son sólo juegos. Es toda la cultura friki. Y estamos dejando que este cáncer nos pudra de dentro afuera.

El falso mito de la iluminación friki

Por supuesto, parte del problema es conseguir que los frikis se dignen a reconocer que esto pasa. Y una de las formas más perniciosas que tenemos para esconderlo bajo la alfombra es pretender que somos una cultura mucho más sabia, mucho más iluminada y muy superior a la de los deportistas, los machitos o los pijos, a la de todos esos tipos que son prácticamente sinónimos de violación durante la cita o acoso sexual. Los frikis no somos los maltratadores, somos los maltratados. Somos los que no encajan.

“Esto siempre ha sido así, y por tanto…”

Y aquí está el problema. Ya no somos los que no encajan. La cultura friki es cultura mainstream. Básicamente hemos ganado. Pero continuamos definiéndonos a nosotros mismos como marginados y perdedores, insistiendo en que ser un friki implica ser un tío raro con problemas de adaptación social que aun así es, de alguna manera, moral e intelectualmente superior a la gente que le rodea.

Solemos definirnos a nosotros mismos en oposición a los otros, y asumir que porque no somos X (en este caso deportistas, machitos, etc.) tampoco somos Y (maltratadores, violadores, acosadores). Nos hemos quedado atascados en la identidad de friki como extraño, pretendiendo estar excluidos. Si empezamos a cuestionar estas definiciones, entonces ¿quiénes somos? ¿Cómo se supone que vamos a identificarnos a nosotros mismos? ¿Cómo se supone que vamos a saber que, en el fondo, somos los mejores?

Es mucho más fácil pretender que esto no es un problema. Minimizar el asunto. Barrerlo debajo de la alfombra. Por eso cada vez que escuchamos sobre alguien que es acosado en nuestra cultura (online, en convenciones, en tiendas de cómic) hay tanta gente que rápidamente afirma que no es un problema de verdad. Recibimos la queja de que “no son todos los hombres” porque es más importante reforzar la superioridad inherente a la cultura friki que afrontar que esto es una parte de la comunidad grande e increíblemente visible. En vez de reforzar esa falacia del verdadero escocés y pretender que los acosadores no son una parte real de la cultura deberíamos mirar hacia el hecho de que existen y están causando daño medible. Aguantamos a los abogados del diablo que creen que es más importante considerar el punto de vista del acosador que el efecto que causa en su víctima. Soportamos a todos esos tipos de “drama no” que prefieren meterse con la persona que señala que tenemos un problema jodidamente grande que con la persona que realmente lo está causando porque quieren evitar el drama.

Y por supuesto tenemos a todos esos que simplemente odian a las mujeres y quieren que sean productos para su placer. “Prefieren” que la cultura friki tenga una atmósfera de habitación cerrada y creen que sacar de ella el acoso sexual casual es una ofensa contra Dios y los hombres.

Esta identificación por oposición, por cierto, es parte de la razón por la cual la cultura friki tiene esa relación de amor-odio con las chicas friki. Porque ser un friki es ser un “extraño” por definición. No tenemos todas las cosas guays que sí tienen los otros grupos como, ya sabes, mujeres. Esto explica por qué tantas mujeres frikis se convierten en fetiches: representan todo lo que queremos pero nos ha sido negado y terminamos deseándolas y resentidos contra ellas al mismo tiempo. Esto se liga con la idea de que las mujeres de alguna manera tienen todo el poder. ¿Y ahora ellas presumen que son parte de nuestro mundo donde se supone que nosotros tenemos el poder? ¿Esto qué es?

Así que los frikis perdemos los papeles con las mujeres e intentamos convertirlas en cómplices silenciosas del maltrato. Y, como Marjorie Liu dice con elocuencia en su blog:

        “A veces parece que hablar sobre la misoginia en esta industria es como tratar con el Día de la Marmota: parece que hay un reset continuo, una amnesia colectiva masculina sobre el tema. Como si cuando una mujer abre la boca fuera por primera vez y todo el mundo estuviese estupefacto. ¿Que el sexismo existe? OH, DIOS.”

 Y el resto de nosotros lo sabemos. Los hombres de la cultura friki somos oficialmente parte del problema.

El silencio es aprobación

Ahora puedo escuchar cómo muchos de vosotros montáis en cólera por la siguiente razón: nunca habéis enviado amenazas de violación, nunca habéis agredido a una mujer por tener una opinión con la que no estabais de acuerdo, nunca habéis acosado sexualmente a nadie. No sois “ese tío”.

Felicidades. Habéis llegado al punto de partida de la decencia humana. Pero no basta con “no ser ese tío”. Si no quieres que te metan en el mismo saco que los gilipollas asquerosos que tienen como objetivos las mujeres de nuestra comunidad tenéis que hablar más fuerte. Porque no es un problema de mujeres. Es un problema de hombres. Somos los hombres quienes lo causamos y somos los hombres quienes tenemos que ser la solución. Porque nuestro silencio se lo está permitiendo. Nuestro silencio se ve como aprobación. Está validando este comportamiento de mierda porque nadie alza la voz contra ellos.

       “Es alentador ver que la mayoría de creadores de cómics y organizaciones permanecen en silencio, sin morder el anzuelo del melodrama de @gimpnelly” (RyanJoseph, @RyanAJoseph, 17 de abril de 2014)

Por eso no podemos seguir en silencio. No podemos pretender que es un problema de mujeres. No podemos pretender que no somos parte del problema porque no somos los acosadores. Como dije cuando escribí sobre Tess Fowler, nosotros (los hombres) tenemos que ser los que alcen la voz y hagan inaceptable este comportamiento. Tenemos que ser los que reprochemos el comportamiento de los acosadores. No escudarnos en el “no son todos los hombres” y en el “no es mi problema”.

Mirad: tenemos la plataforma. Tenemos la voz. Tenemos el privilegio masculino que dice que las voces de los hombres tienen más impacto y no son descartadas con tanta facilidad. Y necesitamos usarlo. Tenemos que ser quienes hagan la cultura friki un lugar donde esta clase de odio tóxico y abuso de mujeres sean inaceptables. No dejéis que este comportamiento quede sin señalar. Pelead contra la idea de que menospreciar, acosar o abusar de mujeres es de alguna manera una virtud masculina, que es aceptable porque “Internet, lulz” o “tíos comportándose como tíos”. Marginad a esta gente. Aisladles. Expulsadles de la comunidad: no los necesitamos y por supuesto que no los queremos.

Devolverán los golpes. Habrá gente que insista en que decir que esto es una mierda no va a valer para nada porque los trolls son así y los gilipollas no van a dejar de serlo. Que les jodan, no quieren que las cosas cambien. Habrá gente que cuestione tus motivaciones: te llamarán “caballero blanco” e insistirán en que sólo estás intentando impresionar a las chicas y follar con ellas por haberlas defendido. Que les jodan también: conocen muy bien el inmenso poder que tiene en la comunidad una voz masculina diciéndoles que su comportamiento no es aceptable. Dirán cualquier cosa que se les ocurra para distraerte, mover el blanco, desviar la conversación o darle la vuelta y ponerse a hablar de ti. No les dejes.

Si aspiramos a ser mejores tenemos que ser mejores.

No más silencio. No más aprobación tácita.

Es hora de que nos levantemos y seamos hombres.

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El acoso sexual en la cultura friki (primera parte) https://www.mehanviolado.com/acoso-sexual-cultura-friki/ Tue, 29 Apr 2014 09:05:25 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=820 Traducimos aquí el artículo “Ending Sexual Harassment in Geek Culture”, del bloguero Dr. NerdLove. Me apresuro a decir que no estoy de acuerdo con todo el contenido del mismo, especialmente con ciertas frases del final (muy en la línea de “si acosas no eres un hombre de verdad”) y con todo el tono de caballero blanco salvador que impregna las conclusiones (y del cual el propio autor parece ser consciente). Sin embargo, hemos considerado necesario traducirlo porque habla de un problema, el acoso sexual en la subcultura friki, mucho más difundido de lo que parece.

Por su extensión, dividiremos la traducción en dos partes. La segunda se publicará el martes que viene.

 

Quiero haceros una pregunta rápida:

¿Cuál de éstas piensas que es una reacción apropiada a la crítica de una obra de arte que te gusta?

a)     Una discusión sobre las diferencias en los estilos y el efecto que buscaba el artista con un ojo puesto en la viabilidad comercial del producto, las exageraciones formales congruentes con la imagen dinámica y las diferencias entre el fotorrealismo y el ideal heroico.

b)     Ignorar la crítica porque no estás de acuerdo e ir a vivir tu vida.

c)     Inundar el email y la página de Facebook de la mujer que hizo la crítica con “¡No puedes olvidarte de nosotros! ¡Somos infinitos! ¡No eres más que una zorra bocazas y vamos a enseñarte la única cosa para la que vales!”

 

Si respondiste algo distinto a (c)… bien, eres un ser humano equilibrado.

Porque, afrontémoslo: ¿qué clase de engendro de la naturaleza tienes que ser para pensar que la respuesta apropiada para alguien (quien sea) que esté en desacuerdo contigo sobre Wonder Girl es amenazar con violarla? En el reino de las sobrerreacciones absurdas, ¿hay alguna locura mayor que alguien decidiendo que la única respuesta posible a la opinión de alguien sobre Mass Effect o Altair o Viuda Negra o The Dark Knight Rises o lo que sea es prometerle que vas a dar con ella y violarla con un palo? Quiero decir que es de locos, nivel llevar los pantalones en la cabeza y embadurnar las paredes de mierda.

Y además, para muchas de mis amigas (para cada mujer que conozco que es activa en la cultura friki, de hecho) esto no es un experimento mental abstracto. Es su vida diaria. Son inundadas con amenazas anónimas que les prometen violaciones y cosas peores, porque algún tío aleatorio ha decidido que deben sufrir por el crimen de ser una mujer con una opinión online… y ellos saben cómo es tu cara y dónde vives.

Y a nadie parece importarle. Porque ésta es la nueva normalidad. Esto es lo que, aparentemente, se acepta ahora en la cultura friki.

Sí, ésta es otra columna sobre Frikis Portándose Mal. Si piensas que estás cansado de leerlas, imagina lo cansado que estoy yo de escribirlas.

Así que vamos a hablar sobre ello, ¿vale?

 

Janelle Asselin y la controversia de la crítica de cómic

La historia empieza, como muchas, con algo inocuo. En este caso empieza con una crítica. Janelle Asselin, una veterana del mundillo del cómic, escribió un análisis profundo e increíblemente detallado de por qué la portada del relanzamiento de Jóvenes Titanes era repugnante.

 

“Oh, ¿podrías lanzar un avión de papel ahí? Necesitamos un poco de relleno para poder decir que no salen solamente Stripper Girl y Chico Ceñudo.”

 

Y seamos justos: es un desastre a muchos niveles. No hay dinamismo en la imagen, ni ninguna indicación de que esos personajes estén interactuando en ningún nivel. El personaje más reconocible, Robin, está relegado por tamaño al cuarto términomientras, no sé, ¿se come una chocolatina o algo así? A la vez, apenas hay lugar para el título y todos esos pequeños detalles, aleatorios y descontextualizados (como un helicóptero de combate y un extraño avioncito de papel) que sólo sirven para embrollarlo todo sin aportar nada a la historia, la personalidad de los personajes o realmente nada que pudiera hacer que quisieras, ya sabes, comprar el cómic.

Pero seamos honestos: lo sustancial de la crítica se centra en Wonder Girl. Concretamente en sus tetas. Hay otros problemas anatómicos, pero sus tetas son el más grande porque son notablemente falsas. Como si fueran de silicona. Los pechos sin aumentar no se comportan de esa forma, especialmente sin el apoyo de un buen push-up. Y, por supuesto, la portada entera (y la mayor parte de la crítica) se centra en ellas. Las tetas de una chica que tiene, según el canon, entre 16 y 17 años.

Debería mencionar que Asselin es una veterana de la industria del cómic. Fue editora y editora asociada de una amplia variedad de títulos de DC, incluyendo Batman, Batwoman, Detective Comics, The Savage Hawkman, Birds of Prey, Robin y Gotham City Sirens, una colaboradora frecuente en Comic Book Resources y Comics Alliance, la editora de fin de semana en The Mary Sue y una investigadora académica especializada en cómics. Es decir: su trabajo era precisamente saber qué hace y qué no hace buena a una portada.

Es una crítica dura pero no terriblemente hiriente. Quiero decir, joder, yo tuve que aguantar críticas mucho más duras de mis profesores durante el breve tiempo en que estudié arte. Para ser justos, llevo algo de tiempo sin ser profesional del cómic, pero no es como si Asselin le hubiera dicho al tipo que debería cortarse los dedos con unas cizallas en vez de llamarse artista.

Naturalmente, se mantuvo la compostura. A pesar de que mucha gente pudo no estar de acuerdo con su valoración, todo el mundo coincidía en que aquello era un análisis válido y profesional de algunos defectos notables en la imagen en el marco de una discusión civilizada.

No, me estoy cachondeando de vosotros. La gente se volvió loca. Porque si hay algo que necesita defensa es una portada de mierda.

Profesionales del cómic como Breth Booth y sus fans se quejaron de que aquello era una calumnia porque Asselin no se mostraba adecuadamente reverente y ello implicaba que no era una profesional del cómic de verdad

 

       @Demonpuppy @gimpnelly Simplemente es despectivo e irrespetuoso para los creadores que alimentan nuestro hobby. #Casito” (RyanJoseph, @RyanAJoseph, 11 de abril de 2014)

 

…mientras que otros preferían directamente minimizar sus logros porque tiene vagina:

 

       “@Gimpnelly Entonces, ¿hace cuántas décadas trabajaste en DC? ¿Eras la que servía los cafés?” (Sean, @SeanRtchfld, 13 de abril de 2014)

 

Pero, en lo que se ha convertido en el comportamiento de rigor para hablar con mujeres que se atreven a tener opiniones sobre cosas frikis, algunos defensores del mal gusto con iniciativa decidieron que había que hacer algo de investigación. Así, encontraron que Asselin estaba también haciendo una encuesta sobre el acoso sexual en el mundo del cómic. Naturalmente, esto significaba que Asselin, como feminista, tenía el objetivo de destruir los cómics porque eso es lo que hacen las feministas: quitarte tu derecho divino a ver tetas y culos porque que te jodan, polla con patas, ahí tienes el porqué. Y por supuesto, se le llamó feminazi, puta feminista, zorra y otros apelativos adorables, y fue acusada de tener fines oscuros porque, por supuesto, una encuesta académica sobre las experiencias de la gente en la industria del cómic debe tener un móvil ideológico.

Y entonces empezaron las amenazas de violación. Después de que estos infraseres descubrieran la encuesta, decidieron que lo mejor que podían hacer era sesgar los resultados, especialmente porque así podían usar el cuadro de diálogo del final para decirle que iban a follársela hasta que sangrara.

Porque no le gustaba una portada de cómic.

Pero qué es esta mierda.

Y, sin embargo, aquí está el meollo: esto no va de si Asselin está legítimamente asustada por su seguridad personal (ya que no ignora que se trataba de amenazas de personas que sabían qué aspecto tiene, dónde trabaja y dónde vive) o de si las amenazas son creíbles. Esto va del hecho de que es algo común que las mujeres reciban tantas amenazas que dejen de molestarles.

 

       “No quiero mitificar la fuerza en función de la disfunción. No es algo bueno que las amenazas de violación me molesten menos ahora. Es una mierda.” (Laura Hudson, @laura_hudson, 15 de abril de 2014).

 

       “Quieres pensar que son todos idiotas adolecentes y todo el mundo te dirá que lo ignores. La parte que da miedo es cuando deja de molestarte” (Kate Leth, @kateleth, 17 de abril de 2014).

 

Quiero reiterar que todo esto apesta: mujeres recibiendo tantas amenazas anónimas de violencia sexual que simplemente se convierten en algo normal para ellas.

Esto es en lo que estamos dejando que se convierta nuestra cultura, gente.

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Consejos y bulos sobre violación https://www.mehanviolado.com/consejos-contra-violaciones/ Fri, 25 Apr 2014 10:24:44 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=815 En este proyecto no solemos patrocinar consejos antiviolación. La razón es sencilla: no valen para nada más que para culpabilizar a la víctima y cargar sobre sus hombros una responsabilidad excesiva. Dado que parten de premisas erróneas (como que el violador es normalmente un extraño) no sirven para prevenir. Sin embargo, permiten a la sociedad exculparse cuando sucede una violación: la culpa es de la víctima, que no siguió los consejos.

El otro día nos llegó esta lista de consejos, que lleva circulando por Internet un mínimo de 6 años. Cumple todos los requisitos de un bulo: se replica en numerosas páginas sin variar un ápice su contenido y sin citar fuente. Es cierto, la mayoría de sitios consultados atribuyen la lista a la Policía federal argentina, pero sin ninguna fiabilidad. No hemos encontrado ninguna página web del Estado argentino donde se pueda comprobar este supuesto origen oficial.

Traemos a colación este bulo porque es el paradigma de los consejos inútiles sobre violación. Compartir esa lista no hace ningún bien ni ayuda a desmontar la cultura de la violación: antes al contrario, la refuerza. De entre todas las cosas que están mal ahí, estas cinco son las más relevantes:

1.- Supuesta fuente oficial. Ya hemos dicho que no hay ninguna prueba de que ningún organismo oficial del Estado argentino haya emitido esta lista de consejos. Más aún: en algunos casos aparece firmada por el subcomisario Luis Augusto Weckesser. Basta hacer una búsqueda rápida en Internet para darse cuenta de que este Weckesser es periodista, que se atribuye títulos como “embajador del Vaticano en Argentina contra adicciones y delitos” y que se ha hecho famoso por afirmar que la droga es la tercera guerra mundial. No parece una persona muy capacitada para hablar de agresiones sexuales.

2.- Supuesto argumento de autoridad. La lista de consejos empieza afirmando que es el resultado de una serie de entrevistas que se le hicieron a 750 violadores. Nadie dice quién hizo el estudio, cómo ni cuándo, ni aporta ninguna referencia que permita localizarlo. Si ese estudio existiera tampoco creo que mereciera la pena utilizarlo, ya que sería bastante ofensivo basar una política de prevención en pedir a las mujeres que actúen de forma que sus agresores se fijen en otra posible víctima, pero es que no existe. Y eso explica el punto siguiente.

3.- Completa desconexión de la realidad. La realidad, como demuestran unánimemente todos los estudios hechos hasta la fecha, es que sólo una minoría de agresiones sexuales tiene lugar por parte de desconocidos. Y estos consejos parten precisamente de la idea contraria: parecen concebir un violador que espera en la calle a que pase una mujer con pelo largo y falda, sin paraguas, a unas horas determinadas y en unos lugares determinados. Cuando se cumplen todas las condiciones ataca. Y ello no es así en absoluto. La triste realidad es que los agresores sexuales son hombres normales que violan a quienes tienen cerca por razones personales, no locos que aguardan en la calle. ¿De qué le valen estos consejos a la mujer que es agredida por un conocido con el cual no quiere mantener relaciones sexuales, o a la niña de la que abusa su padre, o a la mujer no heterosexual que recibe una “violación correctiva”?

4.- Instrumento para reprimir a la víctima. Los nueve primeros consejos inciden sobre muchos aspectos de la vida de la víctima: su estilismo, las horas a las que pasa por la calle, los lugares por los que transita, la capacidad de atención y la rapidez en la respuesta. Si una mujer que ha leído estos consejos es violada por un desconocido, tiene muchas vías para culpabilizarse: “esto no habría pasado si me hubiera cortado el pelo”, “si no me hubiera quedado de fiesta hasta la madrugada”, “si hubiera ido más atenta”, “si hubiera luchado o gritado”. La culpa nunca es del agresor, sino de la víctima, que se negó a cercenar su libertad.

5.- Difusión. El décimo consejo es una llamada a la difusión mediante la apelación emocional: la lista debe enviarse acríticamente a todas partes (y así se ha hecho) porque “son cosas simples, pero pueden evitar traumas”. Menuda forma de calmar conciencias. He reenviado una lista a todos mis contactos, ya he cumplido para siempre. Nada de revisar mis acciones y creencias, aprender un poco sobre género o entender que la violación no es un problema individual. Basta con difundir basura culpabilizadora.

 

En la lucha contra las agresiones sexuales hay que tener cuidado. Es necesario saber muy bien lo que uno hace o puede causar más daño que otra cosa. Yo no dudo de que quien inventó el bulo lo haya hecho con buena intención, aunque sí es cierto que las referencias a la Policía y al supuesto estudio me hacen desconfiar, pero el hecho es que el resultado no podría ser más lamentable.

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Agatha Christie y la cultura de la violación https://www.mehanviolado.com/agatha-christie-y-la-cultura-de-la-violacion/ Mon, 14 Apr 2014 14:41:22 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=807 némesis agatha cristie

Fuente: todocoleccion.net

 

La cultura de la violación es pegajosa. Uno está leyendo tranquilamente y de repente se encuentra una afirmación, un chiste o una mentira acerca de las mujeres que han sufrido este delito. Pero aparte de torcer el gesto, ¿qué vas a hacer? Seguir leyendo, claro. Al fin y al cabo, si no está ahí estará en otro sitio.

El último lugar donde he tenido que leer basura reforzadora de la cultura de la violación es en la novela Némesis, de Agatha Christie. En este libro, miss Marple recibe un curioso encargo: le será otorgado un legado de 20.000 libras si logra esclarecer un crimen. El autor de la propuesta, un hombre muerto, no le da más información, pero sí le manda pistas y aliados. Según avanza la novela se va descubriendo que la tarea de miss Marple debe ser exculpar a un hombre injustamente condenado por asesinato: en el ánimo del juez pesó que ya tuviera penas anteriores por asalto y violación.

Precisamente al hilo de esto, uno de los aliados de miss Marple (precisamente quien le cuenta la historia de la condena injusta) dice lo siguiente: Era un punto negativo, pero realicé algunas investigaciones por mi cuenta. Había atacado a una chica, era posible que la violara, pero (…) en mi opinión, basada en los numerosos casos que me ha tocado atender, distaba mucho de ser una violación. Debe usted tener presente que las muchachas están ahora mucho más dispuestas a que las violen. Las madres insisten, muy a menudo, en que lo llamen violación. La chica del caso había tenido varios amigos que habían ido más allá de la pura amistad.

Está claro, la culpa es de las madres, que tapan la promiscuidad de sus hijas con acusaciones de violación. Quiero recalcar que esto lo dice uno de los protagonistas, un aliado de miss Marple que además es criminólogo. Su afirmación nunca es rebatida ni explicada como un prejuicio propio de una educación desfasada, al contrario de lo que sí se hace con algunas opiniones de miss Marple, por ejemplo en lo referente a los extranjeros. Queda así asentada como la verdad del caso. Más aún cuando, unas páginas después, otro personaje, esta vez un abogado, se explaya sobre el mismo tema:

Todos sabemos en qué consiste hoy en día eso de las violaciones. La madre le dice a la muchacha que debe acusar al joven de violación, aunque el pobre no podía hacer otra cosa, con ella persiguiéndole todo el día para que fuera a su casa, mientras la madre está en el trabajo y el padre de vacaciones, y así constantemente, hasta obligarlo a acostarse con ella.

Toma ya. La culpa es de nuevo de las madres, ahora por partida doble: porque no saben controlar el furor uterino de sus hijas (estas madres de ahora, que trabajan) y porque cuando éstas quedan deshonradas deciden salvar el honor de la familia mediante una denuncia falsa. Las únicas víctimas aquí son los muchachos, obligados a acostarse con esas malvadas jóvenes. Respecto del caso concreto, la cosa queda así: nunca se aclara si la condena por violación fue justa o no, pero bueno, ya se sabe, las jóvenes de hoy.

Esta novela es de 1971, no de los años ’20, ’30 ni ‘40. Es, de hecho, la última novela de miss Marple. Esta fecha es reveladora. Por un lado, es lo bastante cercana al momento actual como para impedir que se piense que la cultura de la violación era algo que pasaba hace sesenta años y que ya no pasa. Por otra, es lo suficientemente lejana como para probar algo: el soniquete de las denuncias falsas, que acompaña cualquier medida que se quiera tomar contra la violencia sexual o el maltrato, no es cosa de los neomachistas del siglo XXI. No son cuatro trolls con conexión a Internet y no es un asunto de ahora. Es la cultura de la violación que se defiende, sea por boca de perfiles anónimos en Twitter o de una reputada escritora de misterio.

 

Quien quiera consultar la veracidad de las citas puede hacerlo. En mi edición (Molino, 2003) están en las páginas 110 y 132 respectivamente. En cualquier caso son los capítulos XII y XIV.

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El consentimiento es sexy https://www.mehanviolado.com/el-consentimiento-es-sexy/ Sun, 06 Apr 2014 15:25:21 +0000 http://www.mehanviolado.com/?p=801 Una de las primeras cosas que se aprende en el activismo antiviolación es que el delito propiamente dicho, las agresiones sexuales contra las que luchamos, son sólo la punta del iceberg. Las violaciones son, en realidad, la consecuencia lógica de un buen montón de asunciones culturales sobre cómo son y cómo interactúan entre sí los hombres y las mujeres. Estas asunciones son normativas, ya que se espera que los individuos las sigan: la violación aparece como un castigo para las mujeres que se apartan de esta norma social. Estas asunciones impregnan todas nuestra cultura (no en vano se habla de cultura de la violación) y no son cuestionadas.

Esto implica lo siguiente: apoyar a la víctima y conseguir la condena para el agresor no es suficiente. Recuerda un poco a luchar contra una hidra: cuando condenas a un violador aparecen tres más para ocupar su lugar. Es necesario ir a la fuente, atacar todas esas ideas y asunciones nunca cuestionadas que no dejan de producir violadores. En definitiva, hablar de agresiones sexuales es hablar de su reverso: el consentimiento, libre y entusiasta, para mantener relaciones.

Nuestra cultura no le da al consentimiento el valor que debe tener. No se habla del consentimiento, y si se menciona, es para referirse a él como algo que los hombres obtienen de las mujeres mediante el esfuerzo (regalos, alcohol, ligoteo), aunque todo puede frustrarse si ella no consiente en un periodo de tiempo “razonable”, convirtiéndole a él en un pagafantas. Hay tantas cosas mal ahí que no sé ni por dónde empezar, pero una de las consecuencias de estas presunciones es que llevan a quien ha “invertido” suficiente tiempo, esfuerzo y dinero a creerse con derecho a obtener el cuerpo de la otra persona, con o sin su consentimiento.

Por eso me gustan iniciativas como Consent is Sexy, que buscan poner el consentimiento en el primer plano de la relación. Ello implica no sólo consentir, sino hacerlo con ganas, libremente y sin recibir presión. Lo que se suele llamar consentimiento entusiasta. Porque el consentimiento después de insistir y vencer varios “noes” no es sincero, está viciado. Porque si tienes que argumentar, razonar y convencer para follar es que algo va muy mal. Porque la única razón para acostarse con alguien debería ser que te apetece hacerlo.

Entiéndaseme bien: no estoy diciendo que si se da el consentimiento de forma no entusiasta haya una violación. Al contrario, sigue tratándose de sexo consentido. Pero una cultura donde se considera normal obtener sexo a partir de la insistencia y la superación de las negativas es una cultura que propicia las violaciones. Una cultura que normalizara las conversaciones sobre consentimiento, fantasías y límites, por el contrario, sería una que tendría una actitud muy distinta hacia ese tema.

El otro día, hablando de esta campaña en Twitter, me dijeron algo así como que aunque el consentimiento no fuera sexy, da igual: es importante y debe respetarse. Entiendo ese punto de vista y de hecho estoy de acuerdo con él, pero la campaña no va por ahí. No adelantaremos mucho si concebimos el consentimiento como algo necesario pero molesto, que debe obtenerse porque el sexo sin él está mal pero que no tiene valor en sí. Convertir el consentimiento en una formalidad administrativa es una receta para el fracaso.

Muy al contrario, el objetivo es darle al consentimiento el valor que tiene en el juego sexual. La idea de que el consentimiento es parte del juego y de que si le faltan requisitos (por ejemplo, si no es espontáneo o entusiasta) la cosa falla tiene un gran potencial. No quiero una sociedad donde el consentimiento sea algo necesario, quiero una sociedad donde el consentimiento es algo deseable.

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