¿Qué es la cultura de la violación?

Traducción de un texto de Melissa McEwan publicado en Shakesville.com

A menudo recibo peticiones para proporcionar una definición de lo que es la “cultura de la violación”. Y he redirigido a la gente a la entrada de Wikipedia, que es bastante buena y me gusta la definición proporcionada en Transformar una Cultura de Violación:

 

Una cultura de violación es un conjunto de creencias que estimula la agresión sexual masculina y apoya la violencia contra las mujeres. Es una sociedad donde la violencia se considera sexy y la sexualidad violenta. En una cultura de la violación, las mujeres reciben una continua amenaza de violencia que abarca desde comentaros sexuales a tocamientos o violación en sí. Una cultura de la violación aprueba el terrorismo emocional y físico contra las mujeres como norma.

En una cultura de la violación, mujeres y hombres asumen que la violencia sexual es un hecho en la vida, inevitable como la muerte o los impuestos. Esta violencia, sin embargo, no es una orden biológica o divina. Mucho de lo que aceptamos como inevitable es, de hecho, la expresión de valores y actitudes que pueden cambiar.

 

Pero mis colegas (sean ingenuas novatas recién llegadas al feminismo, feministas avanzadas buscando fuentes o escépticas acerca de la existencia de la cultura de violación) siempre parecen estar buscando algo más completo y menos abstracto: ¿Qué es la cultura de la violación? ¿Cuáles son sus límites? ¿Qué parece, cómo suena, cómo se siente?

No es una definición lo que están buscando; no realmente. Es una descripción. Algo bastante sustancial para extender y tocar en toda su fea, vomitiva y tremenda amenaza.

La cultura de la violación es alentar la agresión sexual masculina. La cultura de la violación es considerar que la violencia es sexy y la sexualidad violenta. La cultura de la violación es tratar la violación como un cumplido, o como la pasión desenfrenada de un hombre saludable hacia una mujer preciosa haciendo irresistible la necesidad de  rasgar su corpiño o empujarla contra la pared, o una valla de hierro forjado, o el capó de un coche, o tirar de su pelo, o tirarla en la cama, o cualquiera de los millones de imágenes de lucha sexual en películas o series y en las portadas de novelas románticas que vienen a decir que los deseos violentos están indisolublemente ligados a la (hetero)sexualidad.

La cultura de la violación es establecer la heterosexualidad como norma. La cultura de la violación es ligar la homosexualidad con prácticas sexuales no consentidas como pedofilia (tercera acepción) o zoofilia. La cultura de la violación es proporcionar privilegios  a la heterosexualidad porque la imagen de dos adultos del mismo sexo entablando relaciones igualitarias sin dominación y sumisión basadas en el género debilita las (erróneas) razones biológicas para la existencia de la cultura de la violación.

La cultura de la violación es que la violación sea usada como arma, herramienta de guerra, genocidio u opresión. La cultura de la violación es que la  violación sea usada como un correctivo para “curar” a las lesbianas. La cultura de la violación es una cultura militarizada y “producto natural de todas las guerras, sea donde sea, en todos los tiempos, en todas las formas”.

La cultura de la violación es que uno de cada 33 hombres sea acosado sexualmente en su vida. La cultura de la violación es animar a los hombres a usar el lenguaje de violación para establecer dominación sobre la otra persona (“Nos los vamos a follar”). La cultura de la violación es hacer de la violación una parte omnipresente en las asociaciones exclusivas de hombres. La cultura de la violación es ignorar la necesidad de la reforma de las prisiones de hombres en parte porque la amenaza de ser violado se considera aceptable castigo por haber cometido un crimen y la amenaza sólo funciona si los hombres son violados.

La cultura de la violación es que 1 de cada 6 mujeres sea agredida sexualmente en su vida. La cultura de la violación es no hablar siquiera acerca de la realidad de que muchas mujeres son agredidas varias veces a lo largo de su vida. La cultura de la violación es el modo en que la amenaza constante afecta a la vida diaria de las mujeres. La cultura de la violación es decir a las chicas y mujeres que tengan cuidado con: lo que visten, cómo lo visten, por dónde caminan, cuándo caminan, con quién hablan, en quién confían, lo que hacen, con quién lo hacen, lo que beben, cuánto beben, si hacen contacto visual, si están solas, si están con un extraño, si están en un grupo, si es de noche, si la zona es desconocida, qué tipo de zapatos llevan en caso de tener que salir corriendo, qué tipo de bolso llevan, qué tipo de joyería llevan, qué hora es, qué calle es, qué ambiente es, con cuánta gente se acuestan, con qué tipo de gente se acuestan, quiénes son sus amigos, a quién dan su número, quién está cerca cuando viene el repartidor. La cultura de la violación es “aconsejar”: alquilar un apartamento en el que puedan ver quién está en la puerta antes de que puedan ser vistas, comprobar antes de abrir la puerta al repartidor, tener un perro o una cosa que ladre, buscarse un compañero de piso, ir a clases de defensa personal, estar siempre alerta, prestar atención, vigilar su espalda, estar atenta a sus alrededores  y nunca bajar la guardia ni un sólo momento no sea que las agredan sexualmente y si lo han sido y no siguieron todas de estas reglas: es culpa suya.

La cultura de la violación es culpar a la víctima. La cultura de la violación es que un juez culpe a una niña de su propia violación. La cultura de la violación es que un cura culpe a sus propias víctimas. La cultura de la violación es acusar a un niño de disfrutar de ser secuestrado, violado y torturado. La cultura de la violación es perder cantidades enormes de tiempo en encontrar una razón para que la víctima pueda ser culpable de su propia violación.

La cultura de la violación es que los jueces banalicen sobre el uso de la palabra violación en la sala de un juzgado. La cultura de la violación es ver a los medios usar eufemismos para la agresión sexual. La cultura de la violación es que las historias sobre violaciones sean exhibidas en las “noticias raras”.

La cultura de la violación es asignar a las víctimas la carga de la prevención de las violaciones. La cultura de la violación es animar a las mujeres a tomar clases de autodefensa pensando que es la única solución para prevenir una violación. La cultura de la violación es aconsejar a las mujeres a que “tengan sentido común” o “sean más responsables” o “estén al tanto de los riesgos de los bares” o “eviten esos lugares” o “que no vistan de tal manera” y no aconsejar a los hombres que no violen.

La cultura de la violación es “nada”, que es la respuesta más frecuente a la pregunta “¿qué te han enseñado sobre las violaciones?”

La cultura de la violación es que niños de menos de 10 años sepan cómo violar.

La cultura de la violación es la idea de que sólo cierta gente viola y sólo cierta gente es violada. La cultura de la violación es ignorar que lo que tienen en común los violadores es que violan. Violan a personas fuertes o débiles, inteligentes o tontas, personas que se defienden y personas que se rinden sólo para que se acabe, personas promiscuas o mojigatas, personas ricas o pobres, personas altas o bajas, personas gordas o delgadas, personas sordas o no, personas de cualquier raza, forma, tamaño, capacidad y circunstancias.

La cultura de la violación es la afirmación de que las prostitutas no pueden ser violadas. La cultura de la violación es la afirmación de que las esposas no pueden ser violadas. La cultura de la violación es la opinión de que sólo las chicas monas pueden ser violadas.

La cultura de la violación es negarse a saber que la única cosa que las víctimas de violaciones comparten es la puta mala suerte. La cultura de la violación es negarse a saber que la única cosa que una persona puede hacer para evitar una violación es no estar nunca en la misma habitación que un violador. La cultura de la violación es evitar hablar de lo absurdamente inaceptable que es esa expectativa, dado que los violadores no se anuncian a sí mismos llevando señales luminosas.

La cultura de la violación es la gente que en lugar de protegerte, como se les presupone, te viola – como padres, profesores, curas, policías, soldados

La cultura de la violación es que un violador en serie nombrado miembro de un panel federal tome decisiones sobre la salud de las mujeres.

La cultura de la violación es una resolución judicial que dice que las mujeres no pueden retirar el consentimiento una vez que el sexo comienza.

La cultura de la violación es un colectivo clasificando a los violadores:

  • El violador “normal” (cuyo crimen es más parecido al “son cosas de chiscos”) es un hombre que fuerza una mujer atractiva.
  • El violador “morboso” es el que va detrás de niños, mujeres mayores, discapacitados, víctimas en coma – personas que no pueden defenderse, aquellas cuya violación es difícil de imaginar atractiva Nada que ver con la violación “de chicas guapas”, tan fácilmente observable en una lucha sexual fantástica con gritos y retorcimientos y su posterior rendición al “cumplido” de ser violada.

La cultura de la violación es la insistencia en intentar distinguir entre diferentes tipos de violaciones con el uso de términos como “gray rape” o “date rape”.

La cultura de la violación son las constantes narrativas acerca de la violación que existen a pesar de las evidencias de lo contrario. La cultura de la violación son las constantes imágenes de violaciones de extraños, aunque es tres veces más probable que una mujer sea violada por alguien que conoce que por un extraño, y nueve veces más probable que lo sea en su casa, en casa de alguien que conoce o en cualquier otro sitio que en la calle. Esto es lo que se conoce como un “date rape” (violación en citas) y es de lejos el tipo más común de violación.

La cultura de la violación es la constante insistencia de que las denuncias falsas son comunes, teniendo en cuenta que son menos comunes (2%) que las denuncias falsas por robo (2.6%). La cultura de la violación son las constantes afirmaciones de que las mujeres hacen acusaciones de violaciones a tontas y a locas, cuando el 61% de las violaciones aún no son denunciadas.

La cultura de la violación es la constante narrativa de que hay un comportamiento  típico después de ser violada, en lugar de reconocer que las respuestas a las violaciones son tan variadas como sus víctimas. Que inmediatamente después de una violación algunas mujeres entran en shock, otras permanecen lúcidas, otras están enfadadas, otras avergonzadas; unas estoicas, otras erráticas; unas quieren denunciarlo, otras no; algunas lo contarán, otras lo llevarán por dentro; algunas tendrán una vida sexual saludable, otras nunca volverán a tenerla.

La cultura de la violación es la continua narrativa de que la víctima de una violación que la denuncia, es inmediatamente creída y apoyada en lugar de saber que denunciar una violación es una inversión personal, un proceso difícil que puede ser vergonzoso, violento, frustrante, doloroso y muy a menudo nada satisfactorio. La cultura de la violación es ignorar que hay muy pocos incentivos para denunciar una violación; es una terrible experiencia con una pequeña probabilidad de ver Justicia.

La cultura de la violación es que existan hospitales que no tengan instrumental específico para encontrar y preservar las pruebas de violación, que los cuerpos oficiales pongan en duda a las víctimas, que haya fiscales desmotivados, jueces hostiles, jurados que culpan a la víctima y sentencias irrisorias.

La cultura de la violación es el hecho de que los incidentes más altos de violación tienden a correlacionarse con los índices de condenas más bajos.

La cultura de la violación es el silencio alrededor de la violación en el discurso nacional y en las casas de las víctimas. La cultura de la violación es tratar a los supervivientes como si debieran avergonzarse de ello. La cultura de la violación son las familias destrozadas por denuncias de violación que son puestas en duda o ignoradas o hundidas en el fondo de un profundo y oscuro mar dentro de una cripta de hierro de secretismo y silencio.

La cultura de la violación es la cosificación de las mujeres, lo cual es parte de un deshumanizante proceso en el que el consentimiento permanece irrelevante. La cultura de la violación es tratar los cuerpos de las mujeres como si fueran propiedad pública. La cultura de la violación es el acoso callejero y los tocamientos en el transporte público, y equiparar los cuerpos violados de mujeres con un hombre caminando por la calle con objetos valiosos a la vista. La cultura de la violación es que la mayor parte de los hombres están tan lejos de la amenaza de la violación que recurrir al robo de propiedades es  la cosa más cercana al abuso sexual que ellos pueden imaginar.

La cultura de la violación es tratar a niñas de 13 añoscomo trofeos para hombres considerados como grandes artistas.

La cultura de la violación es ignorar que el modo en el que los entornos laborales tratan el acceso sexual a las mujeres subordinadas, como derecho de los  hombres exitosos, puede coaccionar y comprometer el consentimiento entusiasta.

La cultura de la violación es que un violador condenado reciba una ovación en Cannes, un cameo en una película exitosa y una resurrección de su carrera en la que puede bromear acerca de cómo odia ver a gente sufrir.

La cultura de la violación es que las peleas de perros causen más indignación que las violaciones de mujeres.

La cultura de la violación es la existencia de líneas borrosas entre persistencia y coacción.

La cultura de la violación es que la capacidad disminuida para consentir se tome como el camino natural de la actividad sexual.

La cultura de la violación es pretender que la agresión sexual no física, como el voyerismo, no tiene relación en absoluto con las agresiones sexuales físicas y brutales, en lugar de verlas como una violencia constante.

La cultura de la violación es minimizar la gravedad de cualquier agresión sexual, intento de agresión sexual o coacción, potencial o real, de alguna manera.

La cultura de la violación es usar la palabra “violación” para describir algo que te han hecho que no sea el sexo forzado o coaccionado. La cultura de la violación es decir cosas como “Ese cajero me violó con una enorme comisión” o “Hacienda me viola a impuestos”.

La cultura de la violación es que la violación se use como entretenimiento en películas, series, libros y videojuegos.

La cultura de la violación es que las series y las películas omitan las violaciones de situaciones en las que sería una amenaza significativa en la vida real.

La cultura de la violación es que Amazon te ofrezca productos de “violación”.

La cultura de la violación es que existan chistes sobre violaciones. La cultura de la violación es que haya camisetas con chistes de violaciones, que estén en periódicos universitarios, en vídeos caseros de soldados, en la radio, en las noticias, en las revistas, en los vídeos virales, en promociones de películas infantiles, en Page Six, en páginas de humor, en series de TV, en campañas políticas, en disfraces, en titulares, en escenarios, en política, en películas, en dibujos, en bares, en la MTV, en tatuajes, en comedias, en redes sociales, en webs, en galas de premios, en trailers, en laterales de autobuses, en instituciones culturales…

La cultura de la violación es llamar “hipersensibles” a los detritus de la cultura de la violación, en lugar de llamar “no lo suficientemente sensible” a quienes perpetúan la cultura de la violación.

La cultura de la violación es la cantidad inmensa de modos en los que la violación es tácita y abiertamente inducida y estimulada hasta saturar cada rincón de nuestra cultura tanto que la gente no es capaz de entender lo que es en realidad la cultura de la violación..

Esto es más o menos todo. Es meramente la punta de un inmenso iceberg.

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