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¿Qué es la cultura de la violación?

Traducción de un texto de Melissa McEwan publicado en Shakesville.com

A menudo recibo peticiones para proporcionar una definición de lo que es la “cultura de la violación”. Y he redirigido a la gente a la entrada de Wikipedia, que es bastante buena y me gusta la definición proporcionada en Transformar una Cultura de Violación:

 

Una cultura de violación es un conjunto de creencias que estimula la agresión sexual masculina y apoya la violencia contra las mujeres. Es una sociedad donde la violencia se considera sexy y la sexualidad violenta. En una cultura de la violación, las mujeres reciben una continua amenaza de violencia que abarca desde comentaros sexuales a tocamientos o violación en sí. Una cultura de la violación aprueba el terrorismo emocional y físico contra las mujeres como norma.

En una cultura de la violación, mujeres y hombres asumen que la violencia sexual es un hecho en la vida, inevitable como la muerte o los impuestos. Esta violencia, sin embargo, no es una orden biológica o divina. Mucho de lo que aceptamos como inevitable es, de hecho, la expresión de valores y actitudes que pueden cambiar.

 

Pero mis colegas (sean ingenuas novatas recién llegadas al feminismo, feministas avanzadas buscando fuentes o escépticas acerca de la existencia de la cultura de violación) siempre parecen estar buscando algo más completo y menos abstracto: ¿Qué es la cultura de la violación? ¿Cuáles son sus límites? ¿Qué parece, cómo suena, cómo se siente?

No es una definición lo que están buscando; no realmente. Es una descripción. Algo bastante sustancial para extender y tocar en toda su fea, vomitiva y tremenda amenaza.

La cultura de la violación es alentar la agresión sexual masculina. La cultura de la violación es considerar que la violencia es sexy y la sexualidad violenta. La cultura de la violación es tratar la violación como un cumplido, o como la pasión desenfrenada de un hombre saludable hacia una mujer preciosa haciendo irresistible la necesidad de  rasgar su corpiño o empujarla contra la pared, o una valla de hierro forjado, o el capó de un coche, o tirar de su pelo, o tirarla en la cama, o cualquiera de los millones de imágenes de lucha sexual en películas o series y en las portadas de novelas románticas que vienen a decir que los deseos violentos están indisolublemente ligados a la (hetero)sexualidad.

La cultura de la violación es establecer la heterosexualidad como norma. La cultura de la violación es ligar la homosexualidad con prácticas sexuales no consentidas como pedofilia (tercera acepción) o zoofilia. La cultura de la violación es proporcionar privilegios  a la heterosexualidad porque la imagen de dos adultos del mismo sexo entablando relaciones igualitarias sin dominación y sumisión basadas en el género debilita las (erróneas) razones biológicas para la existencia de la cultura de la violación.

La cultura de la violación es que la violación sea usada como arma, herramienta de guerra, genocidio u opresión. La cultura de la violación es que la  violación sea usada como un correctivo para “curar” a las lesbianas. La cultura de la violación es una cultura militarizada y “producto natural de todas las guerras, sea donde sea, en todos los tiempos, en todas las formas”.

La cultura de la violación es que uno de cada 33 hombres sea acosado sexualmente en su vida. La cultura de la violación es animar a los hombres a usar el lenguaje de violación para establecer dominación sobre la otra persona (“Nos los vamos a follar”). La cultura de la violación es hacer de la violación una parte omnipresente en las asociaciones exclusivas de hombres. La cultura de la violación es ignorar la necesidad de la reforma de las prisiones de hombres en parte porque la amenaza de ser violado se considera aceptable castigo por haber cometido un crimen y la amenaza sólo funciona si los hombres son violados.

La cultura de la violación es que 1 de cada 6 mujeres sea agredida sexualmente en su vida. La cultura de la violación es no hablar siquiera acerca de la realidad de que muchas mujeres son agredidas varias veces a lo largo de su vida. La cultura de la violación es el modo en que la amenaza constante afecta a la vida diaria de las mujeres. La cultura de la violación es decir a las chicas y mujeres que tengan cuidado con: lo que visten, cómo lo visten, por dónde caminan, cuándo caminan, con quién hablan, en quién confían, lo que hacen, con quién lo hacen, lo que beben, cuánto beben, si hacen contacto visual, si están solas, si están con un extraño, si están en un grupo, si es de noche, si la zona es desconocida, qué tipo de zapatos llevan en caso de tener que salir corriendo, qué tipo de bolso llevan, qué tipo de joyería llevan, qué hora es, qué calle es, qué ambiente es, con cuánta gente se acuestan, con qué tipo de gente se acuestan, quiénes son sus amigos, a quién dan su número, quién está cerca cuando viene el repartidor. La cultura de la violación es “aconsejar”: alquilar un apartamento en el que puedan ver quién está en la puerta antes de que puedan ser vistas, comprobar antes de abrir la puerta al repartidor, tener un perro o una cosa que ladre, buscarse un compañero de piso, ir a clases de defensa personal, estar siempre alerta, prestar atención, vigilar su espalda, estar atenta a sus alrededores  y nunca bajar la guardia ni un sólo momento no sea que las agredan sexualmente y si lo han sido y no siguieron todas de estas reglas: es culpa suya.

La cultura de la violación es culpar a la víctima. La cultura de la violación es que un juez culpe a una niña de su propia violación. La cultura de la violación es que un cura culpe a sus propias víctimas. La cultura de la violación es acusar a un niño de disfrutar de ser secuestrado, violado y torturado. La cultura de la violación es perder cantidades enormes de tiempo en encontrar una razón para que la víctima pueda ser culpable de su propia violación.

La cultura de la violación es que los jueces banalicen sobre el uso de la palabra violación en la sala de un juzgado. La cultura de la violación es ver a los medios usar eufemismos para la agresión sexual. La cultura de la violación es que las historias sobre violaciones sean exhibidas en las “noticias raras”.

La cultura de la violación es asignar a las víctimas la carga de la prevención de las violaciones. La cultura de la violación es animar a las mujeres a tomar clases de autodefensa pensando que es la única solución para prevenir una violación. La cultura de la violación es aconsejar a las mujeres a que “tengan sentido común” o “sean más responsables” o “estén al tanto de los riesgos de los bares” o “eviten esos lugares” o “que no vistan de tal manera” y no aconsejar a los hombres que no violen.

La cultura de la violación es “nada”, que es la respuesta más frecuente a la pregunta “¿qué te han enseñado sobre las violaciones?”

La cultura de la violación es que niños de menos de 10 años sepan cómo violar.

La cultura de la violación es la idea de que sólo cierta gente viola y sólo cierta gente es violada. La cultura de la violación es ignorar que lo que tienen en común los violadores es que violan. Violan a personas fuertes o débiles, inteligentes o tontas, personas que se defienden y personas que se rinden sólo para que se acabe, personas promiscuas o mojigatas, personas ricas o pobres, personas altas o bajas, personas gordas o delgadas, personas sordas o no, personas de cualquier raza, forma, tamaño, capacidad y circunstancias.

La cultura de la violación es la afirmación de que las prostitutas no pueden ser violadas. La cultura de la violación es la afirmación de que las esposas no pueden ser violadas. La cultura de la violación es la opinión de que sólo las chicas monas pueden ser violadas.

La cultura de la violación es negarse a saber que la única cosa que las víctimas de violaciones comparten es la puta mala suerte. La cultura de la violación es negarse a saber que la única cosa que una persona puede hacer para evitar una violación es no estar nunca en la misma habitación que un violador. La cultura de la violación es evitar hablar de lo absurdamente inaceptable que es esa expectativa, dado que los violadores no se anuncian a sí mismos llevando señales luminosas.

La cultura de la violación es la gente que en lugar de protegerte, como se les presupone, te viola – como padres, profesores, curas, policías, soldados

La cultura de la violación es que un violador en serie nombrado miembro de un panel federal tome decisiones sobre la salud de las mujeres.

La cultura de la violación es una resolución judicial que dice que las mujeres no pueden retirar el consentimiento una vez que el sexo comienza.

La cultura de la violación es un colectivo clasificando a los violadores:

  • El violador “normal” (cuyo crimen es más parecido al “son cosas de chiscos”) es un hombre que fuerza una mujer atractiva.
  • El violador “morboso” es el que va detrás de niños, mujeres mayores, discapacitados, víctimas en coma – personas que no pueden defenderse, aquellas cuya violación es difícil de imaginar atractiva Nada que ver con la violación “de chicas guapas”, tan fácilmente observable en una lucha sexual fantástica con gritos y retorcimientos y su posterior rendición al “cumplido” de ser violada.

La cultura de la violación es la insistencia en intentar distinguir entre diferentes tipos de violaciones con el uso de términos como “gray rape” o “date rape”.

La cultura de la violación son las constantes narrativas acerca de la violación que existen a pesar de las evidencias de lo contrario. La cultura de la violación son las constantes imágenes de violaciones de extraños, aunque es tres veces más probable que una mujer sea violada por alguien que conoce que por un extraño, y nueve veces más probable que lo sea en su casa, en casa de alguien que conoce o en cualquier otro sitio que en la calle. Esto es lo que se conoce como un “date rape” (violación en citas) y es de lejos el tipo más común de violación.

La cultura de la violación es la constante insistencia de que las denuncias falsas son comunes, teniendo en cuenta que son menos comunes (2%) que las denuncias falsas por robo (2.6%). La cultura de la violación son las constantes afirmaciones de que las mujeres hacen acusaciones de violaciones a tontas y a locas, cuando el 61% de las violaciones aún no son denunciadas.

La cultura de la violación es la constante narrativa de que hay un comportamiento  típico después de ser violada, en lugar de reconocer que las respuestas a las violaciones son tan variadas como sus víctimas. Que inmediatamente después de una violación algunas mujeres entran en shock, otras permanecen lúcidas, otras están enfadadas, otras avergonzadas; unas estoicas, otras erráticas; unas quieren denunciarlo, otras no; algunas lo contarán, otras lo llevarán por dentro; algunas tendrán una vida sexual saludable, otras nunca volverán a tenerla.

La cultura de la violación es la continua narrativa de que la víctima de una violación que la denuncia, es inmediatamente creída y apoyada en lugar de saber que denunciar una violación es una inversión personal, un proceso difícil que puede ser vergonzoso, violento, frustrante, doloroso y muy a menudo nada satisfactorio. La cultura de la violación es ignorar que hay muy pocos incentivos para denunciar una violación; es una terrible experiencia con una pequeña probabilidad de ver Justicia.

La cultura de la violación es que existan hospitales que no tengan instrumental específico para encontrar y preservar las pruebas de violación, que los cuerpos oficiales pongan en duda a las víctimas, que haya fiscales desmotivados, jueces hostiles, jurados que culpan a la víctima y sentencias irrisorias.

La cultura de la violación es el hecho de que los incidentes más altos de violación tienden a correlacionarse con los índices de condenas más bajos.

La cultura de la violación es el silencio alrededor de la violación en el discurso nacional y en las casas de las víctimas. La cultura de la violación es tratar a los supervivientes como si debieran avergonzarse de ello. La cultura de la violación son las familias destrozadas por denuncias de violación que son puestas en duda o ignoradas o hundidas en el fondo de un profundo y oscuro mar dentro de una cripta de hierro de secretismo y silencio.

La cultura de la violación es la cosificación de las mujeres, lo cual es parte de un deshumanizante proceso en el que el consentimiento permanece irrelevante. La cultura de la violación es tratar los cuerpos de las mujeres como si fueran propiedad pública. La cultura de la violación es el acoso callejero y los tocamientos en el transporte público, y equiparar los cuerpos violados de mujeres con un hombre caminando por la calle con objetos valiosos a la vista. La cultura de la violación es que la mayor parte de los hombres están tan lejos de la amenaza de la violación que recurrir al robo de propiedades es  la cosa más cercana al abuso sexual que ellos pueden imaginar.

La cultura de la violación es tratar a niñas de 13 añoscomo trofeos para hombres considerados como grandes artistas.

La cultura de la violación es ignorar que el modo en el que los entornos laborales tratan el acceso sexual a las mujeres subordinadas, como derecho de los  hombres exitosos, puede coaccionar y comprometer el consentimiento entusiasta.

La cultura de la violación es que un violador condenado reciba una ovación en Cannes, un cameo en una película exitosa y una resurrección de su carrera en la que puede bromear acerca de cómo odia ver a gente sufrir.

La cultura de la violación es que las peleas de perros causen más indignación que las violaciones de mujeres.

La cultura de la violación es la existencia de líneas borrosas entre persistencia y coacción.

La cultura de la violación es que la capacidad disminuida para consentir se tome como el camino natural de la actividad sexual.

La cultura de la violación es pretender que la agresión sexual no física, como el voyerismo, no tiene relación en absoluto con las agresiones sexuales físicas y brutales, en lugar de verlas como una violencia constante.

La cultura de la violación es minimizar la gravedad de cualquier agresión sexual, intento de agresión sexual o coacción, potencial o real, de alguna manera.

La cultura de la violación es usar la palabra “violación” para describir algo que te han hecho que no sea el sexo forzado o coaccionado. La cultura de la violación es decir cosas como “Ese cajero me violó con una enorme comisión” o “Hacienda me viola a impuestos”.

La cultura de la violación es que la violación se use como entretenimiento en películas, series, libros y videojuegos.

La cultura de la violación es que las series y las películas omitan las violaciones de situaciones en las que sería una amenaza significativa en la vida real.

La cultura de la violación es que Amazon te ofrezca productos de “violación”.

La cultura de la violación es que existan chistes sobre violaciones. La cultura de la violación es que haya camisetas con chistes de violaciones, que estén en periódicos universitarios, en vídeos caseros de soldados, en la radio, en las noticias, en las revistas, en los vídeos virales, en promociones de películas infantiles, en Page Six, en páginas de humor, en series de TV, en campañas políticas, en disfraces, en titulares, en escenarios, en política, en películas, en dibujos, en bares, en la MTV, en tatuajes, en comedias, en redes sociales, en webs, en galas de premios, en trailers, en laterales de autobuses, en instituciones culturales…

La cultura de la violación es llamar “hipersensibles” a los detritus de la cultura de la violación, en lugar de llamar “no lo suficientemente sensible” a quienes perpetúan la cultura de la violación.

La cultura de la violación es la cantidad inmensa de modos en los que la violación es tácita y abiertamente inducida y estimulada hasta saturar cada rincón de nuestra cultura tanto que la gente no es capaz de entender lo que es en realidad la cultura de la violación..

Esto es más o menos todo. Es meramente la punta de un inmenso iceberg.

El violador de Schrödinger: una guía para hombres que quieren acercarse a desconocidas sin recibir una dosis de spray de pimienta

En los últimos días se ha difundido información sobre un “artista de la seducción” que responde al nombre de Álvaro Reyes. Frente a la justa indignación que han levantado las lecciones de este sujeto, se ha podido leer a fans, clientes y defensores del mismo preguntando qué hay de malo en las técnicas que emplea Reyes. Para contestar traducimos este post escrito por Phaedra Starling en 2009 sobre cómo puede sentirse una mujer cuando un hombre se acerca a ligar con ella.

 

Gracias por leerme, caballeros.

Déjame que empiece asegurándote que entiendo que eres una buena persona. Eres amable con los niños y los animales, respetas a tus mayores, donas dinero a ONGs, cuentas chistes sin reírte de tu propia gracia, respetas a las mujeres, te gustan las mujeres… De hecho, de verdad te gustaría tener una relación sexual cariñosa y mutuamente respetuosa con una mujer. Por desgracia no conoces todavía a esa mujer: no trabaja contigo, no os la han presentado amigos comunes ni coincidís en las mismas actividades. Así que tienes que salir ahí fuera a buscarla.

Hasta aquí todo bien. La señora Corazones Solitarios, tu humilde instructora, está de acuerdo. Conexión humana, amor, romanticismo… no hay nada de malo en esos anhelos.

Ahora, quieres conocer a una mujer que has visto en público. Lo primero que tienes que entender es que esa mujer tiene que tratar con una serie de retos y preocupaciones que a ti, como hombre, te resultan extraños. Para empezar, nosotras preferimos que nadie nos asesine o nos agreda violentamente de cualquier otra forma.

“¡Pero espera! ¡No quiero hacerle nada de eso!”

Bueno, no. Pero ¿tú piensas sobre eso todo el tiempo? ¿La prevención de una agresión violenta o de un asesinato es parte de tu rutina diaria, en vez de ser algo que sólo haces cuando te aventuras en zonas de guerra? Porque, para las mujeres, lo es. Cuando voy a una cita, siempre dejo el nombre completo del hombre e información de contacto escrita cerca del monitor de mi ordenador. Es para que los policías puedan encontrar mi cuerpo si desaparezco. Mi mejor amiga me llamará o me mandará un e-mail a la mañana siguiente, y debo contestar antes del mediodía o empieza a preocuparse. Si no ha sabido de mí hacia las tres de la tarde, llamará a la policía. Mis actividades después del anochecer son limitadas. A menos que esté en un espacio densamente ocupado y bien iluminado, no salgo sola. Incluso entonces, prefiero tener conmigo a una amiga o dos, o a mis perros. ¿Sigues reglas de ese tipo?

Así que cuando tú, un desconocido, te acercas a mí, tengo que preguntarme a mí misma: ¿va a violarme este hombre?

¿Crees que me estoy pasando? Una de cada seis mujeres estadounidenses será agredida sexualmente durante su vida. Apuesto a que no piensas que conoces a ningún violador, pero considera simplemente el número de violaciones que ocurren. Estas violaciones no son todas cometidas por Philip Garrido, Brian David Mitchell u otros miembros de la Hermandad del Pelo Siniestro y la Religión Hecha en Casa. Aunque tú asumas que ninguno de los hombres que conoces son violadores, puedo asegurarte que al menos uno lo es. Ten en cuenta lo siguiente: si cada violador comete una media de diez violaciones (un número horrible, ¿no?) entonces la concentración de violadores en la población es de más o menos uno por cada sesenta hombres. Esto quiere decir cuatro en el último curso de mi instituto, uno entre mis compañeros de trabajo, uno en el vagón del metro en hora punta, once que hacen ejercicio en mi gimnasio. ¿Cómo sé que tú, el chico agradable que no quiere nada más que compañía y Amor Verdadero, no eres este violador?

No lo sé.

Cuando te acercas a mí en público, eres el violador de Schrödinger. Puedes ser o no un hombre que viole. No lo sabré con seguridad a menos que empieces a agredirme. No puedo ver dentro de tu cabeza y no conozco tus intenciones. Si esperas que confíe en ti, que acepte sin dudar que eres un buen tío, no sólo fallas en respetar mi cautela razonable sino que te estás despreocupando de mi seguridad personal.

Por suerte, eres un buen tío, ya lo hemos establecido. Ahora que estás advertido de que hay un problema, vas a poner todos los medios para arreglarlo y para hacer que las mujeres con las que interactúas se sientan tan seguras como sea posible.

Para empezar, debes aceptar que yo marco mi propia tolerancia al riesgo. Cuando te acercas a mí, empezaré a evaluar la posibilidad de que me hagas daño. Esa posibilidad nunca es de 0. Para algunas mujeres, particularmente aquellas que han sido víctimas de agresiones violentas, cualquier nivel de riesgo es inaceptable. Esas mujeres no quieren que nadie se les acerque, no importa lo majo que seas o lo mucho que te gustaría tener una cita con ellas. ¿OK? Es su derecho. No te pongas gilipollas con este tema. Las mujeres no tienen la obligación de escuchar las ofertas de los vendedores antes de decidir si van al mercado.

El segundo punto importante dice que tienes que preocuparte de qué señales estás enviando por tu apariencia y por el contexto. Vamos a prestar mucha atención a tu apariencia y comportamiento y comparar todos esos signos con nuestra idea de lo que es una amenaza.

Esto quiere decir que algunos hombres no deberían nunca acercarse a mujeres desconocidas en público. Especialmente si tienes estándares de higiene personal verdaderamente inusuales, si eres el profeta de tu propia religión o si tienes tatuajes de símbolos de bandas o de cucarachas a todo color por toda la cara y el cuello, nunca vas a recibir una buena respuesta si te acercas a una mujer en frío. Esto no significa que estés condenado a una vida de soledad, pero te sugiero que empieces ligando en Internet, donde puedes “apagar” tus rasgos inusuales y encontrar a una mujer que los aprecie.

¿Llevas una camiseta haciendo un chiste sobre violaciones? NO ES UNA BUENA ELECCIÓN; no lo es en general y por supuesto no lo es cuando te acercas a una extraña.

Presta atención al contexto. Mira a tu alrededor. ¿Estás en un callejón oscuro? Entonces probablemente no deberías acercarte a una mujer e intentar entablar una conversación. Lo mismo se aplica si estás solo con una mujer en la mayoría de lugares públicos. Si el lugar público es un área cerrada (un vagón de metro, un ascensor, un autobús), aunque haya mucha gente, puedes no darte cuenta de que las posibilidades que tiene una mujer para huir en caso de amenazas son limitadas. Pregúntate a ti mismo: “si yo fuera peligroso, ¿estaría esta mujer segura en este espacio conmigo?” Si la respuesta es no, entonces no es apropiado que te acerques a ella.

En el otro lado, si ambos estáis en la iglesia acompañados por vuestras madres que son amigas de toda la vida, la mujer está en un ambiente que le da la mayor sensación de seguridad posible. Esto no quiere decir que esté 100% segura, pero las probabilidades son bastante buenas.

El tercer punto: las mujeres se están comunicando todo el rato. Aprende a entender y respetar esta comunicación.

Quieres decirle “hola” a esa chica tan mona del metro. ¿Cómo reaccionará? Por suerte, puedo decírtelo con algo de certeza, porque ella ya está enviándote mensajes. Si mira por la ventana, lee un libro, trabaja en un ordenador, tiene los brazos cruzados sobre el pecho o el cuerpo lejos de ti, eso significa “no molestar”. Así que, ya sabes, no la molestes. En serio. Incluso para decir que te gusta su pelo, zapatos o libro. Un cumplido no es siempre una razón para que las mujeres te sonrían y te den las gracias. Eres una amenaza, ¿recuerdas? Eres el violador de Schrödinger. No asumas que lo que sea que tengas que decir te la ganará con tu encanto o con halagos. Tómate en serio lo que está indicando y déjala en paz.

Si hablas y responde con monosílabos y sin mirarte, ella está diciendo “no quiero ser desagradable, pero por favor, déjame en paz.” No sabes por qué. Podría ser “por favor, déjame en paz porque estoy intentando memorizar Beowulf.” Podría ser “por favor, déjame en paz porque eres un tío inquietante con el pecho como un toro.” Podría ser “por favor, déjame en paz porque estoy planeando el asesinato de una importante figura geopolítica y tendré que matarte si eres capaz de reconocerme y echar a perder mi falsa identidad.”

En sentido contrario, si está vuelta hacia ti, hace contacto visual y responde de forma amigable y locuaz cuando hablas con ella, eso significa luz verde. Puedes continuar hablando hasta que empieces a recibir señales para que retrocedas.

El cuarto punto: si la cagas a la hora de respetar lo que dicen las mujeres, te acabas de catalogar como un problema.

Hay un hombre con el cual salí para una única cita (un café por la tarde, durante una hora) el 25 de julio. En los dos días posteriores, me envió cerca de quince e-mails, regañándome por mi baja receptividad. Le respondí diciéndole “Mira, esta es una respuesta desproporcionada para una única cita. Me estás haciendo sentir incómoda. No vuelvas a contactar conmigo.” Estamos a 7 de octubre. ¿Todavía me escribe?

Por supuesto que lo hace. Más o menos cada dos semanas.

Este hombre puntúa más alto en la escala de amenazas que el hombre con los tatuajes de cucarachas, que, después de todo, no es culpable de nada más que de tener un mal gusto terrible. Ya ves, el señor E-Mail ha dejado claro que ignora lo que digo cuando él quiere algo de mí. No sé si es un violador de verdad, y sinceramente espero que no, pero es ciertamente el violador de Schrödinger, y este violador de Schrödinger en particular tiene una probabilidad superior a una entre sesenta. Porque un hombre que ignora el “no” de una mujer en una interacción no sexual es más probable que ignore ese “no” en una sexual, simplemente.

Así que, si hablas con una mujer que está ocupada en otra cosa, estás enviando un mensaje sutil: que tu deseo de interactuar supera su derecho de que la dejen en paz. Si mantienes una conversación que ella está intentando cortar, envías un mensaje: que tu deseo de hablar supera su derecho de que la dejen en paz. Y cada uno de esos mensajes indica que crees que tus deseos son una razón legítima para pasar por encima de sus derechos.

Para las mujeres, que están observándote de cerca para determinar cuánto tienes de amenaza, éste es un dato importante.

El quinto y último punto: no violes. No cometas tampoco delitos menos graves: no agredas, no metas mano, no obligues, no alardees, no te exhibas, no amenaces con violencia física, no amenaces con violencia sexual.

¿Debería ser innecesario decir esto? Por supuesto que debería. Por desgracia éste no es el mundo en el que yo vivo. Deberías empezar a darte cuenta de que tampoco es el mundo en el que tú vives.

La señora Corazones Solitarios te desea felicidad y éxito en tu búsqueda de compañía romántica.

Lo aprendimos en secreto

Fuente original

AVISO: hablo de las experiencias que suele tener una mujer occidental, heterosexual, criada en una familia sana, y que no fue víctima de abusos en su infancia, vamos, tu idea de una mujer normal. Es una visión incompleta pero es la que yo puedo conseguir. Si no quieres revivir experiencias traumáticas, aquí hay fotos de gatitos y aquí una web donde pedir ayuda.

En inglés, lo llaman “rape culture”, “la cultura de la violación”, y a veces se traduce como “la cultura de la violencia”. Es esa especie de niebla densa, de clima bochornoso, en el que vivimos. Se expresa de muchas maneras además de como violencia física real; por ejemplo, en lo que hoy os presento, el Manual de Instrucciones de la Cultura de la Violación. Son ideas, prejuicios, y normas, transmitidos a las mujeres. Los hay útiles, inútiles, y falsos. Ser mujer siempre incluye conocerlos todos, tanto si los crees y los aplicas como si no. No se puede escoger no saber. Es muy difícil comprobar cuáles son erróneos sin haber sido violada.

  1. En primer lugar, se adquiere una definición de violación teórica, sin ejemplos prácticos, por ejemplo a través de las noticias. En mi caso, la definición llegó cuando no tenía del todo claro cómo funcionaba el sexo en la práctica, así que debía tener más de ocho y menos de once años.
  2. Asociar el concepto teórico de violación con cosas reales que le ocurren a tu cuerpo o que ves en medios de comunicación. ¿Lo que veo en tal película es una violación? ¿Lo que me acaban de hacer es una violación?
  3. Adquisición de conductas de evitación. Las principales conductas de evitación son dos: no seas o parezcas sexualmente disponible, y no estés sola en lugares poco transitados.

avoid rapeNo salgas sola. No bebas demasiado. Cierra la puerta con llave. No mires a los ojos. No vayas a ese barrio. No salgas de noche. No te pongas esa minifalda. No te fíes de esos tíos. No vivas sola. No invites a hombres a tu casa. No le des tu teléfono. No vayas andando por esa calle. No bajes la guardia. No sonrías. Lleva un spray antivioladores. No abras la puerta. No vayas a su casa. No llames la atención. (No te sientas segura)

4. Es posible, pero no necesario, que la fase más intensa de aprendizaje que conductas de evitación coincida con la pubertad. Simultaneas familiarizarte con las nuevas funciones y sensaciones de tu cuerpo con aprender a ocultarlo y protegerlo.

5. Doblepensar. Debes estar prevenida siempre, porque la prevención se basa en hábitos. Los hombres que conoces no son violadores. Simultanea tus relaciones sanas y fluidas con hombres (familia, amigos, amantes, compañeros de trabajo) con la idea, sostenida en todas partes, de que la violación es posible y aleatoria.

6. Algunos conceptos, a veces incoherentes, sobre cómo predecir quién es un violador en potencia. Lo más génerico es “varón, joven pero no mucho, a solas, no-blanco, pobre”.

7. Cómo mostrarte disponible sí-pero-no cuando un hombre te resulta atractivo. Aprendes las diferencias entre ponerte guapa e “ir de loba herida” (el término que se usaba en mis recreos). Aprendes qué es “dar pie” y “dar mucho o demasiado pie”.

8. Desarrollo de un Plan B anticonceptivo, al menos teórico, en caso de que seas violada y te quedes embarazada. Como mínimo, tienes una opinión para distinguir o no distinguir “qué es moralmente correcto hacer en caso de embarazo por accidente” y “qué es moralmente correcto hacer en caso de embarazo tras una violación”. Puede que tengas información sobre tus derechos legales en ese caso.

9. Qué hacer si crees que estás a punto de ser violada, para evitar serlo. Más doblepensar de mensajes contradictorios sobre el efecto del intento de violación en la víctima, a veces vista como un trauma equivalente a la violación misma.

10. Qué hacer si no vas a poder evitar ser violada. Cómo salir viva de ésta, o la idea de que no merece la pena salir viva de ésta.

11. Información sobre qué debes hacer tras ser violada, a quién y a dónde acudir.

12.  Aprendizaje de quién tiene la culpa de que haya violaciones. Generalmente, las mujeres violadas.

13. El concepto de denuncias falsas, la idea de que una acusación falsa destruye a hombres inocentes, y la idea de que una violación es muy difícil de demostrar.Más doblepensar: él no lo hizo y la culpa fue de ella.

14. Más doblepensar: uso de palabrotas, chistes, y otros elementos culturales que equiparan la violación a la derrota o el fastidio. Pensar a la vez que la violación es Lo Peor Que Te Puede Pasar y algo parecido a suspender en un examen. Es imprescindible una desconexión mental y emocional entre los dos conceptos.

15. Transmisión de estos conocimientos a la siguiente generación, a ser posible en secreto.

Creado con ideas y colaboración de mi marido, @undivaga, @potipotiinlove, y @hablaqueescucho. Beta-readers: @ardeluxe y @pnique. Gracias.

Guía práctica para prevenir las violaciones

Fuente original

¿Quieres saber qué hay que hacer para evitar la violencia sexual? Es fácil. No violes.

Ah, que querías algo más detallado. Quizá, cómo evitar que otros violen. Pues aquí tienes una lista de consejos. Son muchos, son exigentes. Son pedir demasiado. A mí me han pedido muchas tonterías antes, así que si por exigirte algunas cosas a ti la próxima generación de niñas va a pasar menos miedo, pues estoy en la obligaciónde exigirte.

  1. Edúcate sobre el consentimiento entusiasta. Te lo resumo: el consentimiento libre, consciente y explícito es erótico. Aprende algo más que a ser un seductor-conquistador. Cuando te hayas educado sobre el tema, práctícalo y educa a otros.
  2. Las violaciones no son sexys ni divertidas. Ante una letra de canción como “los besos más bonitos son los robados” o “qué culpa tengo yo de que a las niñas les salgan las tetas antes que los dientes” (estoy dando ejemplos de poca intensidad, lo sé), analiza, critica, comenta. No te limites a absorber el mensaje.
  3. Para evitar que las mujeres que conoces sean agredidas por desconocidos, acompañarlas es una recomendación estándar. Ve más allá, porque la agresión por un desconocido es estadísticamente poco frecuente. Para evitar agresiones de sus parejas, sé un buen amigo y procura estar atento a las señales de alerta que dan los maltratadores (y las personas maltratadas).
  4. No culpes a las víctimas ni pongas en duda su testimonio. Si quieres y se puede, haz preguntas, pero no la pongas en duda. Compara con que te describan un atraco: piensa si preguntarías “¿Tanto dinero llevabas en la cartera? ¿de verdad te robaron, seguro que no lo has perdido?”, si dirías “bueno, por lo menos no te pegó, ¿no?”. ¿A que no?
  5. No obligues a una víctima real o potencial a hablar del tema. Además de respetar el cuerpo hay que respetar el silencio. Estarás enseñando a esa persona que su intimidad es valiosa para ti.
  6. Nunca les digas a las mujeres qué tienen que hacer para protegerse. Intenta salir de la cultura que nos marca que los delitos sexuales se previenen con el control físico y mental de las víctimas potenciales.
  7. No entres en “es que yo no soy un maltratador”, “no me pongas bajo sospecha”. No nos hagas perder tiempo consolándote. Busca para eso, si quieres, a otros hombres, o a personas que no se sientan vulnerables.
  8. El sexo con drogas o alcohol puede estar muy bien, pero resérvalo para personas y ocasiones con mucha confianza previa. Drogado o bebido te va a resultar más difícil detectar la falta de consentimiento, parar a tiempo si no lo hay… Vas a ser menos consciente si la otra persona no se lo está pasando bien. Igualmente, evita el sexo con personas que no estén en plenas facultades (volvemos al consentimiento entusiasta)
  9. Si conoces casos, habla de ellos sin dar nombres y la víctima te da permiso. Elimina con ejemplos prácticos la idea de que los maltratadores son monstruos. Compartir con discreción las experiencias de las mujeres maltratadas que conoces puede ser educativo para otros.
  10. Jerarquía + secretismo = abusos. Jerarquía + secretismo + discriminación o represión sexual = violencia sexual. Si estás en una situación de poder, aumenta la transparencia, la autocrítica de los líderes, la diversidad en la entrada de miembros y en la directiva. Ten una política previamente publicada sobre abusos. Que los depredadores potenciales sepan que sabes que existen y que vas a por ellos. Quieren víctimas indefensas, no las quieren protegidas por ti.
  11. Si eres responsable de niños, enséñales cosas como “a la gente no se la toca sin permiso. Pide permiso. Respeta el espacio de los demás”. Esto incluye, por supuesto, predicar con el ejemplo.
  12. No excuses a los violadores. Trátalos como tratarías a alguien que roba carteras a punta de navaja, como mínimo. Entiendo que puede ser duro cuando el violador es tu amigo, o tu cantante favorito. No dejes que se sientan cómodos.

Elaborado con la colaboración e inspiración de mis alumnos y alumnas del IES González de Aguilar; mi marido; @jaustral; @cora_alvarez; @ComandanteVimes; @minimaiko; @shakesphobic; @510nm; @undivaga; @ptraci. Muchísimas gracias.

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