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Agresiones sexuales de personas cercanas
En una tercera parte de los casos de violación, el agresor es la propia pareja de la víctima, un familiar u otra persona cercana.
Al igual que en el caso de las agresiones sexuales de conocidos, la víctima se siente culpable y puede dudar sobre si lo ocurrido ha sido realmente una violación, sobre todo si anteriormente había mantenido relaciones sexuales consentidas con el agresor. Además, en este caso la víctima es especialmente vulnerable, ya que le es muy difícil evitar volver a encontrarse con el agresor. También puede sentir miedo ante las posibles reacciones de su entorno y pérdida de confianza, ya que una persona en la que confiaba se ha aprovechado de ella.
En estos casos es muy difícil evitar la primera agresión, ya que sería absurdo desconfiar de todas las personas de nuestro entorno. Lo que sí es posible es evitar que la agresión se repita. Para ello, es necesario denunciar la agresión sexual inmediatamente. La denuncia es el mejor instrumento de protección.
Agresiones sexuales de conocidos
Las agresiones sexuales de conocidos representan aproximadamente otro tercio del total. En estos casos la agresión no suele ir acompañada de violencia físico. Se denuncian con mucha menos frecuencia que las violaciones de desconocidos debido al temor de la víctima a ser juzgada y a la percepción de que la denuncia será inútil.
Las agresiones sexuales por parte de conocidos suelen provocar depresión y grandes sentimientos de culpabilidad. Es posible que la víctima se pregunte si lo que ocurrió fue realmente una violación y que crea que sus acciones han podido provocar la agresión.
Si la violación se da en el contexto de una cita, o después de permitir que el agresor acompañara a la víctima a su casa, se suelen usar justificaciones del tipo “la víctima sabía lo que iba a ocurrir” (como si la violación fuera parte de todas las citas), “no debería haber bebido” (confiar en alguien no es una invitación a la agresión) o “no puso resistencia ni gritó” (quedarse inmóvil por el shock no equivale a consentir una relación sexual).
En estos casos, es muy importante recalcar que la violación es un delito cuyo único culpable es el agresor. En ningún caso puede justificarse por el comportamiento de la víctima.
Agresiones sexuales de desconocidos
Las agresiones sexuales de desconocidos son las que más se denuncian, aunque sólo son algo menos de un tercio del total. Es frecuente que el agresor lleve consigo un cuchillo u otra arma y amenace a la víctima con herirla o matarla si ésta grita o intenta resistirse.
Después de la agresión, la víctima suele presentar síndrome de estrés postraumático y un gran temor a que la agresión se repita. Por ello, suele evitar comportamientos que percibe como arriesgados, por ejemplo, caminar sola de noche.
En estos casos, las actitudes de hiperprotección por parte de familiares y amigos son especialmente nocivas, porque refuerzan su miedo y le impiden enfrentarse a la situación. Con el apoyo psicológico adecuado, es posible superar el miedo y la ansiedad y volver a llevar una vida normal.
Mitos sobre la agresión sexual
En nuestra sociedad todavía existen gran cantidad de mitos y creencias falsas en torno a las agresiones sexuales. En este apartado explicamos cuáles son. Ayúdanos a compartirlo y difundir la verdad sobre la violación.
Mitos sobre la agresión sexual
- “Sólo hay agresión si hay penetración”
La violencia sexual reviste muchas formas diferentes. Cualquier acto que atente contra la libertad sexual de la víctima es un acto de violencia sexual y un delito que se debe denunciar.
- “No es algo tan serio”
Cuando el agresor es un conocido de la víctima (por ejemplo, si la violación ocurre después de una cita), algunas personas pueden intentar justificar la agresión con argumentos del tipo “no es una violación de verdad, sólo se equivocó o se le pasó un poco la mano”.
Lo cierto es que conocer previamente al agresor, tener una cita con él o incluso haber tenido sexo consentido previamente (o estar teniéndolo en el momento de la negativa) no quita gravedad al trauma de la agresión sexual. Todos tenemos derecho a decir “no”, independientemente de las circunstancias.
- “No me puede pasar a mí”
Los estudios revelan que cualquiera puede ser víctima de una agresión sexual, sea cual sea su clase social, orientación sexual, raza, grupo religioso… Todos deberíamos estar informados sobre el problema de las agresiones sexuales y saber cómo actuar ante ellas.
- “Las mujeres hacen denuncias falsas de violación para vengarse de su ex pareja o de un hombre que les ha rechazado”
Las denuncias falsas de violación no son en absoluto frecuentes. Además, las denuncias falsas se dan en todos los crímenes, no sólo en casos de agresión sexual o violencia de género.
Tras la denuncia, se abre un proceso legal para valorar las pruebas y esclarecer los hechos. Al igual que en otros delitos, entra en juego la presunción de inocencia y es necesario probar que la violación ha tenido realmente lugar. Por ello, es extremadamente raro que un inocente acabe en la cárcel por una denuncia falsa de violación.
El verdadero problema no son las denuncias falsas, sino el gran porcentaje de agresiones sexuales que quedan impunes a pesar de que hay muchos motivos para denunciar.
Mitos sobre el agresor
- “Los violadores son gente enferma, locos, extraños, con mala pinta”
En realidad, la incidencia de trastornos psicológicos entre los agresores sexuales es similar a la del resto de la población.
- “La mayoría de las víctimas son violadas por desconocidos en lugares aislados”
Las violaciones de desconocidos se denuncian con mayor frecuencia, pero sólo constituyen un tercio del total. Es más frecuente que el agresor sea un conocido de la víctima o incluso una persona de su total confianza.
- “Los violadores reinciden nada más salir de la cárcel”
Antes de ser detenidos, los agresores sexuales sí que suelen reincidir: la denuncia es la única manera de evitarlo. Después de salir de la cárcel, no es frecuente que vuelvan a cometer este tipo de delitos.
- “Los violadores han sido víctimas de abusos sexuales en la infancia”
Los estudios desmienten esta creencia: entre los agresores sexuales hay tanto víctimas de abuso sexual infantil como personas con una infancia normal. Además, las víctimas de abusos en la infancia no tienen por qué convertirse en agresores sexuales de adultos.
Mitos sobre la víctima
- “Las víctimas de agresiones sexuales son casi siempre mujeres jóvenes”
Los abusos sexuales también se dan en menores, y, aunque es menos frecuente, en hombres adultos, así como en mujeres de todos los tipos y edades.
- “Ella se lo buscó”
La violación tiene más que ver con el poder y el control que con la provocación o el deseo sexual. Todos tenemos derecho a gozar de nuestra libertad sexual y a estar protegidos ante las agresiones sexuales. El único culpable de una violación es el agresor.
- “La mejor manera de olvidar una violación es actuar como si nunca hubiera ocurrido”
Hablar sobre la agresión sexual puede ser una parte esencial de la recuperación. Además, silenciar el delito en lugar de denunciar no contribuye en absoluto a solucionar el problema. Sin embargo, ninguna víctima debe ser obligada a hablar sobre la agresión, ni en público ni en privado.
- “La víctima de una violación jamás va a poder llevar una vida normal ni disfrutar del sexo”
Afortunadamente, es totalmente posible superar la violación. Acudir a una asociación de ayuda a víctimas de agresión sexual permite encontrar el apoyo y los recursos necesarios para dejar atrás el trauma de la agresión.
Mitos sobre el abuso infantil*
- “Hay indicadores claros de que un menor está sufriendo abusos”
Según C.A.V.A.S, casi la mitad de los menores abusados no presenta síntomas. Más adelante, en la adolescencia, sí que pueden darse bloqueos y disfunciones sexuales. Además, el tipo de alteraciones psíquicas que se presentan en caso de abuso sexual también pueden darse en casos de maltrato y abandono.
Un comportamiento hipersexuado en un niño no siempre indica un abuso. Es posible que el menor sea testigo de escenas sexuales con frecuencia, sufra otro tipo de carencias afectivas o imite comportamientos sexuales como demanda de atención.
El abuso sexual sólo es evidente en un 10% de los casos, cuando se presentan síntomas físicos que pueden ser reconocidos por un médico.
- “Los menores nunca inventan abusos sexuales”
Este caso puede darse como forma de apartar a una figura no deseada o justificar fracasos escolares o absentismo.
- “La madre a menudo conoce y consiente el abuso al menor”
En más del 90% de los casos la madre desconoce el abuso. Cuando lo sabe y lo oculta, suele deberse a una situación de dependencia económica o emocional.
- “El agresor suele ser una persona ajena al entorno habitual del menor”
En el 70% de los casos el abusador es un miembro de la propia familia, y en un 20% un conocido cercano.
- “El abuso infantil familiar sólo se da en ambientes deprimidos”
Aunque es cierto que es más frecuente en este tipo de ambiente, los abusos a menores se dan en familias de todas las clases sociales.
- “El agresor es una persona conflictiva, extraña o que ha sido víctima de abusos”
En la mayoría de los casos el abusador tiene un comportamiento aparentemente normal, por lo que no es fácil de detectar.
- “Los abusos infantiles siempre dejan secuelas en la víctima”
Los efectos psicológicos del abuso infantil dependen de muchas variables: el tiempo que dure la agresión, el tipo de prácticas, la relación con el agresor, el carácter del menor… Una intervención temprana reduce el riesgo de secuelas a largo plazo.
*Datos del Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales
Violaciones a hombres
Cuando se habla de violación, casi siempre pensamos en un agresor hombre y una víctima mujer; de hecho, hasta enero de 2012 la legislación sobre violación en Estados Unidos se refería exclusivamente a mujeres. Sin embargo, la violencia sexual también se ejerce contra los hombres: los estudios indican que un 3% de la población masculina ha sufrido una violación* a lo largo de su vida. Organizaciones humanitarias como Amnistía Internacional han pedido a la Corte Penal Internacional (CPI) que “interprete y aplique (la legislación) a hombres y mujeres por igual en los crímenes de violación y de violencia sexual, tal como exige su propio estatuto y como materia de derecho internacional de derechos humanos”.
En las violaciones masculinas, el agresor puede ser tanto otro hombre como una mujer. En el imaginario colectivo, las violaciones hombre a hombre se producen en las cárceles, mientras que las mujeres se aprovechan de sus alumnos adolescentes. Esto es sólo un estereotipo, ya que la violación masculina puede darse en multitud de circunstancias.
Las agresiones sexuales a hombres siguen siendo tabú en nuestra sociedad. Es difícil encontrar información y estadísticas, y las víctimas a menudo guardan silencio por miedo a encontrarse con el rechazo de su entorno.
Nadie debería enfrentarse solo a una violación. Si eres hombre y has sido víctima de una agresión sexual, busca ayuda. En primer lugar, debes denunciar el delito ante las autoridades y acudir a un centro médico, donde podrán tratarte de posibles lesiones y preservar las pruebas físicas de la violación. Además, recurrir a una asociación de víctimas de agresión sexual te permitirá encontrar el apoyo psicológico y los recursos que necesitas. Hablar de la agresión no sólo te ayudará a superar la violación, sino que es un paso adelante para romper el tabú y poder ayudar a otros hombres en tu misma situación.
Algunos artículos sobre la violación masculina:
El silencio del hombre violado
Los hombres también sufren abusos y violencia sexual
Estados Unidos amplía la definición de violación
La mitad de los hombres violados en España son menores de 16 años
*Fuente: “An analysis of empirical estimates of sexual agression victimization and perpetration. Violence and victims” (Brian H. Spitzberg)
Menores de edad
Entrada de prueba
Inmigrantes
La violencia sexual no entiende de razas ni de culturas: cualquier persona puede ser víctima de una violación. Pero algunos colectivos son especialmente vulnerables ante el acoso y las agresiones sexuales, como es el caso de los inmigrantes. El miedo a la pérdida del trabajo o la residencia, el rechazo del entorno, etc., hace que las víctimas guarden silencio en lugar de denunciar.
Si eres inmigrante y resides en España, debes saber que los extranjeros tienen derecho a la tutela judicial efectiva y a la asistencia jurídica gratuita en las mismas condiciones que los españoles. En otras palabras: puedes, y debes, denunciar cualquier agresión, abuso o acoso sexual, y es la obligación de la autoridad tratarte con total respeto e igualdad.
Estas son algunas de las barreras que pueden hacerte callar y cómo enfrentarte a ellas:
- Situación irregular en España. Por desgracia, no hay un consenso sobre cómo actuar en estos casos. Dado que es una obligación de todo ciudadano denunciar los delitos de los que tiene conocimiento, está mal visto penalizar a un inmigrante que acude a buscar ayuda a comisaría ante una agresión sexual; sin embargo, en teoría nada impide que al revelarse su situación irregular le puedan penalizar con una multa o incluso la expulsión.
Si estás en situación irregular en nuestro país y eres víctima de una agresión, puedes buscar ayuda en otros lugares. Acude a una asociación de inmigrantes o de víctimas de agresiones sexuales. Allí encontrarás personas dispuestas a darte el apoyo que necesitas y ayudarte a salir de la situación de abuso, así como acceder a tratamiento médico si lo necesitas.
- Dificultades con el idioma. Existen varias maneras de encontrar un intérprete que pueda ayudarte. Aunque la Policía Nacional ha hecho un recorte en el número de traductores, es posible presentar tu denuncia ante los Juzgados de Instrucción, la Guardia Civil o la policía autonómica o municipal, donde es más fácil encontrar un intérprete. Otra posibilidad es acudir a Embajada de tu país, ya que la mayoría de ellas cuentan con servicios de traducción.
- Desconocimiento de los recursos. Si eres víctima de una agresión sexual, hay muchos lugares a donde puedes acudir: comisaría, juzgados, asociaciones de inmigrantes o de apoyo a víctimas… En todos ellos encontrarás a personas dispuestas a ayudarte.
Si nos ayudas a difundir esta web, contribuirás a evitar esta barrera. Todos deberíamos conocer cómo actuar ante una agresión sexual, tanto para nosotros mismos como para ayudar a quienes nos rodean.
¿Cómo puedo ayudar a una víctima de agresión sexual?
Una violación es una de esas cosas que pensamos que nunca nos va a ocurrir a nosotros. Pero por desgracia, cualquiera puede ser víctima de una agresión sexual. Es muy importante estar informado para saber cómo actuar en estas situaciones y poder ofrecer nuestra ayuda si una persona cercana nos cuenta que ha sido víctima de una agresión. Por eso, te animamos a leer con especial atención este apartado y a compartir esta información. Nunca se sabe quién puede necesitarla.
¿Qué hago si alguien me cuenta que le han violado?
- Las primeras reacciones que la víctima recibe después de una agresión son muy importantes para recuperarse de ella. Muéstrate comprensivo, mantén la calma y hazle saber que estás dispuesto a ayudarle en todo lo necesario.
- No dudes de su testimonio, intentes restarle importancia o le juzgues. Reunir el valor para hablar sobre una agresión sexual no es fácil. Hazle sentir bien por haberlo contado y déjale claro que en ningún caso la violación es culpa suya. A veces, el deseo de buscar una explicación lógica a lo sucedido nos puede llevar a hacer comentarios como “no deberías haberte ido con esa persona” o “no deberías haber pasado por ahí”, pero hay que tener claro que no hay una explicación y evitar este tipo de observaciones.
- Escúchale con atención, pero no hagas demasiadas preguntas ni le presiones. Deja que la víctima decida qué, cuándo y cuánto compartir contigo.
- Anímale a buscar ayuda, pero no presiones en exceso. No puedes tomar decisiones por otra persona, pero sí hacer todo lo posible para que tome una elección informada.
- Explícale los motivos para denunciar una violación. Si decide hacerlo, recuérdale que no debe lavarse ni cambiarse de ropa antes de acudir a comisaría.
- Anímale siempre a buscar ayuda médica, incluso aunque no quiera denunciar. En el hospital podrán tratar posibles lesiones, tomar las medidas necesarias para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual, y preservar las evidencias físicas de la violación. Esto último es crucial si más tarde cambia de opinión respecto a la denuncia.
- Busca una asociación de ayuda a víctimas de agresiones sexuales en tu comunidad y anímale a llamar para obtener apoyo especializado. Incluso aunque decida no hacerlo, llámales tú. Hablar con un experto en el tema te ayudará a entender mejor tus sentimientos y los de la víctima y te dará nuevas ideas sobre cómo ayudar.
- Aconséjale que se tome unos minutos para escribir todos los detalles que recuerde sobre la violación, sobre todo aquellos que puedan ayudar a identificar al agresor. Aunque resulte difícil revivir lo ocurrido, preservar esta información es muy importante.
- Ofrécete a acompañarle al hospital, la policía y otras gestiones relacionadas con la violación, así como a hablar del tema con otras personas (su pareja, su jefe, etc.). Extiende este apoyo también al día a día, animándole a que siga con sus tareas habituales y ayudándole en lo que necesite.
- Si la víctima conoce al agresor y éste forma parte de su entorno habitual (laboral, familiar, académico…) ayúdale a establecer un entorno seguro y un plan de protección si recibe algún tipo de amenaza.
- Respeta siempre su privacidad e intimidad. Deja que decida a quién quiere contárselo y cuándo.
- Sé sensible a sus necesidades y deseos. Aunque creas que es por su bien, es mejor preguntar antes de intentar ayudarle.
- Ten paciencia. Una agresión sexual es una experiencia traumática y la víctima puede tardar más tiempo en recuperarse del que esperabas. Algunas de sus reacciones pueden resultarte incómodas o difíciles de presenciar, pero es esencial que estés ahí para ella y no le retires tu apoyo.
El reconocimiento médico
Además de denunciar la violación, es muy importante que acudas a un centro médico lo antes posible después de una agresión sexual, incluso aunque no tengas lesiones aparentes. De esta manera podrás recibir el tratamiento adecuado, prevenir posibles riesgos para tu salud y preservar las evidencias físicas de la agresión sexual.
¿Qué puedo esperar de la visita al hospital?
- El personal del hospital realizará un examen médico y redactará un parte de lesiones. Los detalles del reconocimiento varían en cada caso, pero siempre debe incluir un examen ginecológico. Puedes exigir que realicen este examen en privado. Al finalizar, asegúrate de pedir una copia del parte médico.
- Si lo deseas, puedes pedir que esté presente una persona de tu confianza.
- El personal médico debería explicarte de las exploraciones que te van a hacer y de la finalidad de las mismas. No dudes en hacer todas las preguntas que sean necesarias.
- Los médicos también se encargarán de recoger las muestras biológicas que puedan servir como evidencia de la violación, incluso aunque no quieras denunciar. De esta manera, si más adelante cambias de opinión podrás recurrir a estas pruebas para apoyar tu denuncia.
- Si el agresor ha eyaculado en tu vagina o cerca de ella, hay un riesgo de embarazo. Según el tiempo transcurrido desde la agresión, se tomarán medidas para evitar un embarazo no deseado (píldora del día después o colocación del DIU). El personal médico también debería informarte sobre qué hacer en caso de que se produzca el embarazo.
- Las víctimas de violación también presentan riesgo de contagio de diferentes enfermedades de transmisión sexual, ya que en la inmensa mayoría de los casos se desconoce si el agresor estaba o no infectado. Por tanto, el personal sanitario tomará medidas de precaución para evitar la transmisión de diferentes ETS:
- Ante el riesgo de infección por VIH, se administra un tratamiento antirretroviral. Este tratamiento suele durar entre 3 y 4 semanas. Pasado este tiempo se hace un test para comprobar si ha habido infección o no.
- Se comprueba la inmunidad a la hepatitis B mediante la extracción de una muestra de sangre, ya que la inmunidad puede ser baja incluso aunque se esté vacunado. Si este es el caso, se pone un tratamiento y se administra la vacuna.
- Para otras enfermedades de transmisión sexual no existe un tratamiento después de la exposición, por lo que lo más eficaz es hacer un seguimiento posterior. El personal sanitario te aconsejará sobre los controles a los que debes acudir y te explicará como actuar en caso de infección.
- Algunos hospitales cuentan con protocolos de actuación especiales ante indicios de sumisión química. Hablamos de “sumisión química” cuando el agresor hace consumir a la víctima alguna sustancia capaz de anular su voluntad sin que ésta sea consciente (por ejemplo, diluyendo la droga en una bebida). En estos casos se realizan análisis de sangre, pelo y orina para detectar la presencia de estas sustancias. Sin embargo, no todos los centros médicos están preparados para actuar y el periodo en que pueden detectarse estas drogas es muy corto. Si sospechas que te han drogado, no dudes en decírselo al personal sanitario para que puedan tomar las medidas apropiadas.
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