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La violación no es un cumplido

Traducción de un texto de Melissa McEwan publicado en Shakesville.com

Hace poco nuestro nuevo generador de insultos favorito, Richard, dejó un comentario con la intención de ponerme en mi lugar: «Nadie quiere violarte, Shakes. Siento tener que decírtelo».
Aquello era una novedad para mí.

Además, me hizo acordarme de una actitud muy irritante hacia las violaciones con la que me he encontrado repetidas veces: la de que la violación es un cumplido.

En su último comentario, Richard (al que también le gusta decirme cuan fea, gorda y grotesca soy) afirma que «nadie quiere violarme» porque la violación es algo que solo les ocurre a las mujeres atractivas. Esta es una opinión que he visto en otras ocasiones: hombres que hacen saber a las mujeres que no son lo bastante atractivas dando a entender que no son «violables». Por desgracia, he visto a hombres que no escatiman esfuerzos para intimidar físicamente a una mujer en el metro (o en el bus, o en un aparcamiento…) solo para burlarse diciendo «No te hagas ilusiones» si ella reacciona con el miedo que él desea provocar. Richard está fingiendo que la causa de las violaciones es la atracción sexual, pero sabe que en realidad su atractivo reside en el control y la humillación. Y él acaba de satisfacer sus ansias de control y humillación aterrorizando e insultando a una mujer a la que no conoce.

Convertir la violación en un fetiche, viéndola como un fenómeno relacionado principalmente con la atracción sexual, otorga a los violadores el papel de hombres sexualmente frustrados, obsesionados con el sexo o simplemente incapaces de controlarse cuando ven a una mujer atractiva. Pero los violadores no son solamente hombres con la libido alta: son hombres que buscan poseer y controlar a otras personas, y el sexo es el arma que eligen para ello. El sexo no es el fin, sino el medio. Pensar que todos los violadores violan por la misma razón universal es como pensar que todos los asesinos asesinan por un mismo motivo, y pensar que todos los violadores violan porque se sienten sexualmente atraídos es como pensar que los asesinos que usan pistolas matan porque les gusta el olor a pólvora. La gente a la que le gusta el olor a pólvora va a campos de tiro; los asesinos a los que les gusta el olor a pólvora matan con pistolas en lugar de con cuchillos. Lo importante no es el arma: lo importante es que alguien está siendo asesinado. Nadie se molesta en señalar el «cumplido» que Pepe el Asesino ha hecho a su víctima al matarla usando su arma favorita.

El fetiche de la violación se empaqueta y se vende a mujeres y hombres en forma de una corriente continua de imágenes que desdibujan las líneas divisorias entre la violación y el sexo apasionado que se supone que todos deseamos. Las películas nos muestran a un hombre y a una mujer que están peleándose y, de repente, se ponen a follar. Dos cuerpos que chocan contra una pared, o una verja de hierro forjado, o el capó de un coche, moviéndose en la línea entre sexo y violencia. La mano de él le tira del pelo y le echa la cabeza hacia atrás. Ella intenta huir, pero él tira de ella hasta que choca con él, sollozando pero, por supuesto, ardiente de deseo. La más reciente de estas escenas que recuerdo es en la película Una historia de violencia , donde la esposa (María Bello) trata de huir escaleras arriba para alejarse de su marido (Viggo Mortensen). Él le agarra y tira de ella hacia las escaleras en una escena de sexo-lucha que me recuerda a tantas otras que vinieron antes.

Estas escenas tienen un tono definitivamente diferente a las que solo buscan representar el deseo y el ansia desesperados de un polvo salvaje, ya que el sexo-lucha está impregnado de fuerza y rendición y sugiere que ambas son componentes necesarios para que el sexo sea «de verdad». Y es en estas escenas, donde una mujer atractiva es dominada, ya sea físicamente o a través de la fuerza de las feromonas (o ambos), por un hombre poderoso, donde empezamos a entender la perturbadora asociación entre belleza y violación.

De la misma manera, hay mujeres que tienen «fantasías de violación», un concepto realmente estúpido: si quieres que pase, en realidad no es violación. Desear que alguien te fuerce en contra de tu voluntad es un contrasentido, y resulta ridículo empeñarse en reimaginar la violación como «sexo duro con un desconocido atractivo con el que casualmente querrías follar si te dieran la oportunidad de consentir». Y, sin embargo, ser dominada, agarrada por los hombros, sacudida y arrojada en el estilo romántico de los encuentros sexuales de las películas (y de los culebrones y las novelas rosas, donde es más frecuente que los personajes femeninos se casen con sus violadores que que les denuncien) sigue siendo considerado como el premio más codiciado que un hombre puede otorgar a una mujer, la expresión más pura de su deseo incontenible y una afirmación irrefutable sobre su belleza irresistible. La única prueba definitiva de tu atractivo como mujer es conseguir que un hombre esté a punto de violarte. O eso es lo que nos dicen.

Y así es como hay hombres que creen que la agresión sexual es siempre un halago, lo que da origen en muchos de ellos a una extraña dicotomía de ideas coexistentes: creen que la violación es inmoral, pero la sexualidad agresiva es un halago, así que entonces la violación debe de serlo también. Y el resultado son hombres que no violan, pero que creen que los que sí lo hacen son poco más que donjuanes demasiado agresivos. (El sexo como fin y no como medio). Y así la violación se convierte en algo que solo le ocurre a las «tías buenas», que deberían encontrar consuelo al saber que el crimen cometido contra ellas era en realidad un cumplido.

Si estás dispuesto a pasar un rato en algunos de los rincones más oscuros del ciberespacio (no te lo recomiendo), encontrarás foros donde los hombres opinan sobre la culpabilidad de acusados de violación en función del atractivo de las acusadoras. «Ni de coña», dicen, tras ver fotografías de los dos implicados. «Él podría conseguir a alguien mejor». Y así deciden que tal chica es una mentirosa porque es demasiado fea como para que alguien la viole «a no ser que le ponga una bolsa en la cabeza», mientras que esta otra está diciendo la verdad porque «parece fuera de sus posibilidades». Y claro, él le ha prestado el cumplido definitivo al violarla.

(Una advertencia necesaria: la chica tiene que ser guapa, pero con un estilo fresco e inocente. Si es sexy, es obvio que «se lo estaba buscando»).

Otro de los resultados de esta manera de pensar es el de clasificar a los violadores. El violador «normal» (a cuyo crimen es más probable que se le quite importancia con alguna disculpa jocosa del tipo «los hombres son como son»), es el hombre que fuerza a una mujer atractiva, de su edad, saludable y en buena forma. Para sus defensores masculinos, su crimen es perturbadoramente comprensible. Los «verdaderos enfermos» son los que van a por niños, señoras mayores, retrasados mentales, discapacitados físicos, víctimas de accidentes que languidecen en coma; el tipo de gente que no puede defenderse, cuya violación es difícil imaginar excitante. No como la violación de las «tías buenas», a la que es fácil encasillar en una fantasía de sexo-lucha en la que ellas chillan y se retuercen y finalmente ceden ante el cumplido. Aquí no ha pasado nada y hay orgasmos para todos. Imaginarse la violación de una abuelita no es divertido y no tenemos a mano ningún mecanismo de la cultura pop con el que reformularla.

En la cultura pop, y en las muchísimas mentes configuradas por ella, no existe la víctima de violación con un físico del montón, quilos de más, pelo y ropa desaliñados y una personalidad apocada. Pero en realidad una chica así tiene la misma probabilidad de ser violada por un desconocido o por una cita que cualquier otra mujer. Si le falta confianza en sí misma, puede que incluso sea más probable. Y, en contra de lo que se suele asumir, no hay una diferencia entre el hombre que viola a una chica poco atractiva, el hombre que viola a una mujer impresionante y el hombre que viola a una abuelita. Porque la causa principal de la violación no es la atracción sexual, y la parte de la violación que sí está relacionada con la atracción no reconoce necesariamente los cánones de belleza que la mayoría tenemos en mente. Cuando tus objetivos son la posesión y el dominio, «estar buena» según la definición convencional puede tener significativamente menos importancia que simplemente «estar ahí».

Soy una mujer que no es buena recibiendo cumplidos, aunque los necesito tanto como el resto del mundo. Pero estaré bastante satisfecha de librarme del «cumplido» de la violación durante el resto de mis días. Porque la violación no es un cumplido. Punto. Nunca. Jamás. No es un halago, y no es sexy. Es una de las peores cosas que puedes imaginarte. Eso es todo.

Qué NO es consentimiento: una lista incompleta

Traducción de un artículo original de Hannah M. Braswell, publicado en el blog “Bleeding Feminism”

Aviso: este artículo habla abiertamente de violaciones

  • 5 noes y un sí no son consentimiento

No puedes acosar a alguien hasta que se rinda y se acueste contigo. Bueno, técnicamente sí que puedes, pero eso te convertiría en un violador. Esta es una de esas ideas malísimas que vemos una vez y otra en los medios de comunicación. Seguro que lo has visto en series y las películas: esa escena donde hay una chica sentada en la cama con pinta de sentirse incómoda que le dice a su novio que no quiere acostarse con él, y él insiste y suplica diciendo “vamos…”, “¿es que no me quieres?, “¿por qué no?”. A menudo, ella se rinde. Más frecuentemente aún, se trata este comportamiento como algo cómico. Deberíamos reflexionar sobre el mensaje que se está transmitiendo a los jóvenes: que su “no” no es lo suficientemente bueno, que deben explicar su “no” para que sea válido (“pero, ¿por qué no quieres follar conmigo?”). Sencillamente, se le está diciendo que sus propios deseos sobre lo que se le hace a su cuerpo no importan, que está bien presionar de esta manera a otras personas y que está bien ignorar lo que ellas quieren. Pero no lo está.

  • Salir con alguien o estar casado con él no implica consentimiento automático

Esta es la mentalidad que lleva a las violaciones de conocidos y a las violaciones en el matrimonio. Solo porque alguien ha aceptado tener una cita contigo, ser tu novio / novia / pareja o incluso casarse contigo, no significa que tengas derecho a usar su cuerpo como te parezca. Nadie te debe sexo nunca, y tener una relación con alguien no cancela su derecho a decir “no”.

  • Alguien que está borracho o colocado no puede consentir

Esta es otra escena que solemos ver en las películas: los personajes van a una fiesta esa noche y uno de ellos se alegra de que “¡va a haber un montón de tías borrachas!”, porque en teoría es más fácil follarse a chicas borrachas. Este tipo de comportamiento depredador (buscar activamente personas que no están en condiciones de negarse) refleja una mentalidad de violador. Los violadores saben que es menos probable que la gente se tome en serio a una víctima que ha estado bebiendo: es su comportamiento el que va a ser puesto bajo sospecha (“¿¡por qué fuiste a la fiesta sola!?”). El violador lo sabe, y sus víctimas probablemente lo saben también, lo que incluso puede llevarles a no denunciar nunca jamás.

  • La ausencia de “no” no es consentimiento

A no ser que sea obvio (has preguntado, la otra persona responde entusiasmada a tus caricias, o te han dicho directamente “sí, me gustaría acostarme contigo”), tienes que tomártelo como un “no”. Si está callada, es “no”. Si está completamente quieta, es “no”. Si no te está besando, si no está respondiendo, es “no”. Si dicen “no estoy segura…”, “no sé…”, “espera…” o alguna otra respuesta que implique duda, es “no”. Y tienes que tomártelo como la última respuesta porque, como explicamos en el primer punto, no puedes suplicarle a alguien hasta que se rinda. Si al final cambia de opinión (por sí sola, sin insistencia por tu parte), estoy segura de que te lo hará saber. Pero por ahora, tienes que desistir y dejarle sola.

  • No es consentimiento si les da miedo decir “no”

Esto se aplica a las situaciones obvias como las violaciones a punta de cuchillo o de pistola, pero también cuenta si les intimidas sin necesidad de usar un arma. Retorcerles el brazo, acorralarles en una esquina, decirles que no les llevarás en coche a casa a no ser que hagan lo que tú quieres. El consentimiento se da de manera voluntaria, no se arranca de alguien a base de asustarle.

  • Alguien que está dormido o inconsciente no puede consentir

Es terrible tener que explicar esto, pero en muchas ocasiones los violadores se aprovechan de gente que está inconsciente. Ponerle las manos encima a alguien que se ha quedado dormido en un sofá durante una fiesta es violación*. Aprovecharse disimuladamente de alguien dormido es violación. Si no están, en fin, conscientes, no pueden decir “sí, quiero” y eso lo convierte en violación.

  • Recibir consentimiento de alguien en una ocasión no implica que tengas su consentimiento para siempre

El consentimiento es activo: debe ser reafirmado constantemente. Quizás se acostó contigo aquella vez en aquella fiesta, pero eso no significa que puedas hacer uso de su cuerpo para siempre, porque a lo mejor solo quería que ocurriera una vez. El consentimiento no es algo que puedas asumir bajo ninguna circunstancia y puede retirarse sin previo aviso, incluso en mitad de un acto sexual. También es importante recordar que el hecho de que alguien haya consentido a una práctica sexual no implica consentimiento para todas las prácticas sexuales. Si quieres probar algo nuevo, tienes que preguntar.

  • La ropa que lleva puesta no tiene nada que ver con el consentimiento

Si quieres liarte con alguien tienes que preguntarle a ella, no a su minifalda. La gente a menudo comete el error de asumir que alguien que se viste de manera provocativa tiene que estar deseando sexo, pero esta idea es un subproducto del sexismo. Es esa mentalidad de “las mujeres son mi propiedad” que lleva a los violadores a pensar “si va vestida así, seguro que lo hace para mí”. Ni siquiera se les ocurre pensar que a lo mejor lleva un vestido con escote porque le gusta a ella.

Te habrás dado cuenta de que este artículo es una lista incompleta, porque esta no es la última palabra sobre lo que no es consentimiento y a veces estas cosas tienen que tratarse caso por caso. El consentimiento sexual es entusiasta, otorgado libremente, sin presiones ni miedos. El consentimiento es escuchar a tu pareja, fijarte en su lenguaje corporal, y preguntar “¿esto está bien?” , “¿te gusta?”. Y el contacto sexual sin consentimiento es violación. Si no estás seguro de si la otra persona está consintiendo o es capaz de consentir, entonces para. 

* (Nota de la traductora: según la legislación española, aprovecharse sexualmente de alguien dormido o inconsciente es un delito de abuso sexual).

El orgasmo durante la violación

¿Qué pasa cuando la víctima experimenta un orgasmo durante la violación? Ayer domingo, una terapeuta abrió un hilo de consultas en la web estadounidense Reddit para dar respuesta a las dudas de los usuarios sobre este tema. Traducimos a continuación su mensaje de introducción, que ha generado un gran interés. El resto de comentarios (más de 4.000 en el momento de publicar esta entrada) pueden encontrarse en inglés en este enlace.

 

Pregúntame lo que quieras: una terapeuta especializada en agresiones sexuales habla del orgasmo en la violación

Hace unos meses abrí un hilo de consulta “Pregúntame lo que quieras” sobre este tema y he recibido una serie de peticiones para volver a hacerlo.

Experimentar un orgasmo durante una violación es una experiencia confusa y difícil para mucha gente, y afecta tanto a las víctimas como a las personas cercanas a ellas.

Hay gente que cree que no es posible que una mujer o un hombre tengan un orgasmo durante una violación u otro tipo de agresión sexual. Algunos creen que tener un orgasmo en estas circunstancias quiere decir que no ha sido una violación “real” o que en realidad la víctima quería que ocurriera.

He atendido a más mujeres con este problema de las que puedo recordar. A menudo sale a relucir en algún momento durante la terapia, y es extremadamente violento e incómodo para la víctima hablar sobre ello. Sin embargo, una vez que se ha sacado a la luz la víctima puede observar su reacción con honestidad y empezar a sanar. La vergüenza y el sentimiento de culpa por este tema hace que algunas violaciones no se denuncien y que sea necesario entender cómo y por qué se dan orgasmos durante la violación.

Hay muy pocos estudios sobre este tema, pero hasta el momento las investigaciones apuntan a que entre un 10 y más de un 50% de las víctimas experimentan orgasmos durante la agresión sexual. En mi experiencia como terapeuta, algo menos de la mitad de las chicas/mujeres violadas tenían este problema. (He trabajado con muy pocos chicos u hombres que hubieran tenido orgasmos siendo violados).

Los compañeros de profesión con los que he debatido el tema indican cifras similares. Normalmente los terapeutas no hablamos de este tema en público por miedo a contribuir a la idea de que las víctimas disfrutan siendo violadas. Por esta misma razón, se han hecho pocas investigaciones sobre este tema y otros similares. Yo creo que, aunque sea un tema muy difícil, si podemos hablar de él abiertamente y eliminar el miedo y el estigma podremos ayudar a sanar a más gente. Por eso espero que la comunidad de Reddit esté dispuesta a aprender y debatir sobre ello.

En mi primer hilo de consulta sobre este tema, recibí algunas críticas por no especificar que los hombres también pueden experimentar orgasmos durante la violación. He hecho una referencia a ello más arriba, pero quiero recalcarlo una vez más aquí para que quede claro.

Ya he verificado mi identidad en Reddit con anterioridad, pero os dejo de nuevo el enlace a mis credenciales profesionales.

Esta es una discusión abierta y estoy dispuesta a responder a todo tipo de preguntas. No tengas miedo a resultar ofensivo, ya que prefiero tener una conversación honesta a dejar falsas creencias sin desmentir. ¡Pregunta lo que quieras!

 

 

El problema de las denuncias de violación falsas

Comparación entre el número de violaciones, denuncias, violadores encarcelados y denuncias falsas

Infografía de http://theenlivenproject.com/
Para más información sobre sus fuentes, véase el pie de este artículo

Cuando se habla de violaciones, a menudo nos encontramos con el miedo a las denuncias falsas. Se cree que es común que las mujeres denuncien agresiones sexuales que nunca han ocurrido y que, a causa de ello, personas inocentes acaben siendo encarceladas por un crimen que no han cometido. Pero, ¿cuál es realmente la extensión de este problema?

¿Qué son las denuncias falsas?

Para hablar con propiedad de este tema, debemos en primer lugar tener a claro a qué nos referimos cuando hablamos de una denuncia falsa. Se trata de un delito que tiene tres requisitos:

  • Se imputan a otro hechos falsos que de ser ciertos constituirían delito (en este caso, de agresión o abuso sexual)
  • Esta acusación se hace a sabiendas de su falsedad o con temerario desprecio a la verdad (“acusando por acusar”)
  • Los hechos falsos se denuncian ante un funcionario que tenga el deber de investigarlos (fiscales, policías y jueces de Instrucción).

En muchos casos de agresión o abuso sexual, la denuncia no termina con una condena al agresor ya que no existen pruebas suficientes. Esto puede deberse a que haya pasado demasiado tiempo entre la agresión y la investigación, a las circunstancias en las que ha tenido lugar la violación, a que la investigación no haya sido lo suficientemente exhaustiva o a otros motivos. Pero la insuficiencia de las pruebas contra el agresor no prueba en ningún caso que la agresión no haya ocurrido. Sólo podemos hablar de una denuncia falsa cuando existen pruebas sólidas de que la agresión sexual a la que se refiere no ha tenido lugar.

 

¿Qué porcentaje de las denuncias de violación son falsas?

Cuando se discute el tema de las denuncias falsas, a menudo se cita un “estudio” de Kanin de 1994 en cuyas conclusiones se establece que el 41% de las violaciones denunciadas son falsas. Sin embargo, este estudio presenta una serie de carencias que hacen que sus conclusiones no deban considerarse como válidas:

  • El estudio se basa en 109 denuncias de violación presentadas en una sola comisaría de EE UU. Se trata de una muestra demasiado pequeña y homogénea como para poder extrapolar sus conclusiones de manera general.
  • No hay ningún intento de sistematizar los criterios usados para determinar si una denuncia es falsa o no, ni se compara con otras investigaciones y estudios similares.
  • La determinación sobre la falsedad de las denuncias se basa exclusivamente en las afirmaciones de los policías de dicha comisaría. Estas afirmaciones no se cimentan en una investigación exhaustiva, sino en criterios personales que pueden estar influenciados por sus propios sesgos y prejuicios.
  • Los métodos empleados en la comisaría a la que se refiere el estudio plantean dudas, ya que la práctica habitual durante el periodo estudiado era ofrecer al denunciante someterse a la prueba del polígrafo para determinar la veracidad de su acusación. No sólo se trata de una prueba cuya fiabilidad es más que cuestionable, sino que es posible que muchas víctimas percibieran esta “oferta” como un intento de desacreditarlas y prefiriesen retirar la denuncia a enfrentarse a este proceso.
  • En suma, no se puede determinar la falsedad o certeza de una acusación sin haber hecho una investigación sólida al respecto. En consecuencia, los datos de este estudio no reúnen la credibilidad necesaria para ser considerados una fuente fiable en las discusiones sobre denuncias falsas y violación.

Aunque no son tan populares y mediáticos como el de Kenin, lo cierto es que sí que existen estudios sólidos basados en la investigación y la evidencia, realizados por investigadores independientes en diferentes países occidentales. Cuando se dan las condiciones adecuadas, los resultados oscilan entre un 2% y un 8% de denuncias falsas respecto del total de violaciones denunciadas. Estos son solo algunos ejemplos:

  • Estudio del proyecto MAD (“Making A Difference”). Tras analizar 2.059 casos en 8 comunidades estadounidenses, se determinó que un 7% de las denuncias estudiadas eran falsas. Las comisarías que participaron en el proyecto recibieron formación y asistencia técnica para asegurar que se aplicaban criterios consistentes a la hora de determinar si una denuncia era falsa o no. Además, se comprobó una muestra aleatoria de casos para descartar errores en la entrada de datos.
  • Estudio del British Home Office (Kelly, Lovett & Regan, 2005). Se analizaron 2.643 casos durante un periodo de 15 años. La policía llegó a la conclusión de que el 8% de las denuncias presentadas eran falsas, pero en algunos casos esta determinación estaba basada en juicios personales de los policías encargados del caso, influenciados por criterios como el uso de drogas o alcohol por parte de la víctima. Cuando los investigadores completaron la información disponible con fuentes adicionales (informes forenses, cuestionarios, entrevistas, etc.) y aplicaron criterios uniformes, esta cifra bajó al 2.5%
  • Estudio de Heenan y Murrey en 2006 en Australia. Se tomaron como muestra 850 denuncias de violación, de las que se examinaron 812 casos (aquellos en los que se disponía de información suficiente) usando métodos tanto cualitativos como cuantitativos. Un 2.1% de las denuncias fueron clasificadas como falsas y se emprendieron medidas legales contra quienes las habían presentado.

La realidad es que no puede saberse con absoluta precisión el porcentaje de denuncias falsas de violación que se presentan, pero una estimación de entre el 2 y el 8% es realista y está basada en evidencias en lugar de impresiones y suposiciones. Hay que recordar también que las denuncias falsas se dan en todos los crímenes, no sólo las agresiones sexuales, y que en nuestro sistema judicial la presunción de inocencia hace muy difícil que una persona inocente acabe en la cárcel por una violación que no ha cometido. Por tanto, podemos afirmar que las denuncias falsas de violación son un problema mucho menos grave y frecuente de lo que se piensa.

 

Pero entonces… ¿por qué se sobrestima el número de denuncias falsas de violación?

Existe una falta de información en torno al problema de la violación que da lugar a todo tipo de estereotipos y mitos sobre qué es una “violación de verdad” y cómo son sus víctimas y perpetradores. Existe una tendencia a descreer aquellos relatos que no coinciden con el estereotipo común de la violación y a poner en duda la credibilidad o incluso la moral de la víctima. Un buen ejemplo de ello es el tratamiento que dan los medios a las acusaciones de violación contra algún personaje famoso, donde es frecuente encontrar que se cuestiona la credibilidad del acusador e incluso se le desacredita basándose en aspectos de su vida personal, su comportamiento o su aspecto físico.

En nuestra sociedad, la imagen mental que se tiene sobre una violación suele responder a estas características:

  • El agresor es un desconocido.
  • El violador lleva un arma y/o ejerce la violencia, dejando un gran número de evidencias físicas de lo ocurrido.
  • El agresor sexual es un enfermo, loco o perturbado, no una persona “respetable”.
  • La víctima denuncia inmediatamente y colabora activamente a lo largo de todo el proceso legal.
  • La víctima está absolutamente segura de todos los detalles y no modifica sus declaraciones o se retracta de ellas posteriormente. Ningún detalle de sus declaraciones es falseado, omitido o exagerado.

En cambio, la realidad pocas veces se corresponde con este estereotipo, y las violaciones que responden a todas estas características son minoría:

  • La mayoría de los agresores son conocidos de la víctima o incluso personas cercanas (familiares, pareja, etc). La agresión suele producirse sin que haya uso de armas o violencia física.
  • Es frecuente que pasen días, semanas o incluso meses entre la agresión y la denuncia.
  • En muchos casos se dan factores que afectan negativamente a la credibilidad de la víctima: personas jóvenes, sin techo, discapacitados físicos o psíquicos, uso de alcohol o drogas…
  • A menudo las víctimas falsean, omiten o exageran detalles cuando relatan una violación que realmente ha tenido lugar. Existen varias razones para ello:
    • El trauma impide a la víctima pensar y recordar los hechos con claridad. Su memoria también puede verse afectada por el uso de drogas o alcohol, sobre todo en casos de sumisión química.
    • Cuando se ha dado más de una agresión, es frecuente mezclar y confundir los detalles de los diferentes episodios.
    • La víctima puede no sentirse cómoda dando detalles de los actos sexuales realizados (por ejemplo, referirse sólo a penetración vaginal cuando también se ha dado la anal u oral).
    • Si la víctima tiene una relación cercana con el agresor, puede querer protegerle en cierta medida o recibir amenazas y presiones para cambiar sus declaraciones.
    • La víctima puede omitir detalles que puedan minar su credibilidad, como es el uso de drogas y alcohol o la prostitución, así como ilegalidades que haya cometido (por ejemplo hallarse en situación irregular en el país).
    • También es común que la víctima modifique detalles para crear un caso más “creíble”, es decir, que responda de manera más cercana a los estereotipos antes citados. Ello puede deberse a la culpa, la vergüenza o el miedo a no ser creída.

Este tipo de estereotipos están muy arraigados en la sociedad y no sólo afectan a la víctima y a quienes le rodean sino también, por desgracia, a los encargados de investigar su caso. Por ello, muchas denuncias de violación no reciben la atención que merecen.

En España, además de los mitos y estereotipos citados, suele darse la confusión entre las denuncias falsas por violencia de género y las denuncias por agresión sexual. En la legislación actual, la condición de víctima de violencia de género permite optar a diferentes servicios: ayudas sociales, asistencia jurídica gratuita a la hora de litigar, acceso prioritario a vivienda… además de que la custodia de los hijos nunca puede quedar en manos de alguien incurso en un proceso penal (no ya condenado) por cualquier delito que implique violencia doméstica. Dado que tanto los malos tratos como la violencia sexual afectan predominantemente a mujeres, muchos piensan que denunciar una agresión sexual está automáticamente amparado bajo la ley de Violencia de Género. Esta confusión se da incluso en titulares de periódico, como esta noticia de Público (el titular debería leer “Una red simulaba violencia doméstica para cobrar ayudas y regularizar inmigrantes”). No vamos a entrar a valorar la Ley de Violencia de Género y sus repercusiones puesto que queda fuera del alcance de esta web, pero sí nos parece importante aclarar que se trata de problemas y de marcos legales muy distintos.

Conclusiones

Presentar una denuncia falsa de violación o de cualquier otro crimen es un delito penado con 6 meses a 2 años de prisión y 12 a 24 meses de multa para delitos graves como las violaciones y 12 a 24 meses de multa para abusos o agresiones. Además, las denuncias falsas perjudican a las víctimas reales de violencia sexual, contribuyendo a minar su credibilidad. Sin embargo, se trata de una práctica poco frecuente, cuya importancia se sobrestima debido a estereotipos, mitos y concepciones erróneas sobre la violación. En nuestra opinión, el problema más importante y urgente es que cada año se denuncian miles de agresiones sexuales en España y otras muchas más son silenciadas. Quizás deberíamos dedicar más tiempo y energías a prevenir la violencia sexual y a ayudar a sus víctimas, y menos a usar las denuncias falsas como justificación para no tomar las medidas necesarias.

 

Para más información (incluyendo otros estudios que corroboran la estimación del 2-8%): False Reports: Moving Beyond the Issue

Sobre las fuentes de la infografía que ilustra esta noticia:

Una revisión crítica de los datos

La respuesta de los creadores del gráfico

Rape-Axe, un instrumento medieval para detener las violaciones

Condón anti-violaciones inventado en Sudáfrica

La inventora de Rape-Axe demuestra su funcionamiento. Fuente: http://awwman.net

En palabras de su creadora, la doctora Sonnet Ehlers, Rape-Axe (en inglés, “hacha de violación”) es “un instrumento medieval para defenderse de un acto medieval”. Este peculiar dispositivo anti violación, inventado en Sudáfrica, consiste en un condón femenino provisto de dientes que se inserta de modo similar al de un tampón. Cuando se produce la penetración los dientes de su parte interior se clavan en el pene del agresor, de manera que el dolor le incapacita temporalmente y permite a la víctima huir. El daño que produce en el pene no es permanente, pero una vez puesto no es posible quitarlo sin asistencia médica. El agresor, incapaz de orinar e incluso de caminar normalmente, se ve obligado a acudir al médico y de esta forma su identificación es inevitable.

Rape-Axe fue patentado en 2005 y se popularizó en 2010, cuando se repartieron 30.000 unidades coincidiendo con el Mundial de Fútbol. Se diseñaron varios planes para su comercialización, pero a día de hoy aún no está disponible para el público general… probablemente debido a la controversia que ha generado. Y es que los detractores de Rape-Axe han sido muy claros a la hora de manifestar sus objeciones:

  • Rape-Axe deposita en la mujer la responsabilidad de defenderse de la violación, en lugar de analizar sus causas para prevenir que se produzcan más agresiones. Es decir, no solo no soluciona el problema sino que además culpabiliza a la víctima.
  • Se centra de manera exclusiva en la penetración vaginal, sin reparar en otras formas de violencia sexual (incluyendo la penetración oral o anal). Además, solo actúa cuando la penetración ya ha ocurrido, es decir, que no evita la violación sino que se limita a acortar su duración.
  • Plantea problemas de seguridad, ya que se corre el peligro de que la víctima no consiga escapar a tiempo y el agresor, enfurecido por no poder llevar a cabo su propósito, le provoque lesiones graves e incluso la muerte.
  • Además, al haber encontrado un gran eco en los medios de comunicación, el factor sorpresa se pierde y los agresores pueden diseñar estrategias para evitarlo.

Pero Rape-Axe no pretende ser una solución mundial al problema de las violaciones, ni está concebido para comercializarse en países como el nuestro. Surge en Sudáfrica, el Estado con mayor ratio de violaciones del mundo según la ONU. En un estudio publicado en 2009, un 28% de los hombres sudafricanos admiten haber cometido al menos una violación. Para muchos, se trata de una experiencia de grupo, un ritual “de hombres” compartido con los amigos. Creencias extendidas como que la violación puede curar el SIDA o convertir a una lesbiana en heterosexual no ayudan precisamente a erradicar el problema.

En una situación así, los defensores de Rape-Axe sostienen que es urgente tomar medidas contra las violaciones, ya que sencillamente no hay tiempo para esperar a que las actitudes en torno a la violencia sexual cambien antes de atajar el problema. Ante la acusación de que puede llevar al agresor a actuar de manera violenta, su creadora sostiene que los agresores ya son violentos sin necesidad de que la víctima les provoque y que, por desgracia, muchas víctimas de violación son asesinadas aunque no hayan tratado de defenderse. Así, Rape-Axe cumple una doble función: el miedo verse literalmente “atrapado” puede hacer que el agresor se lo piense dos veces antes de actuar y, en caso de que lo peor ocurra, facilita que acabe pagando por su crimen.

No cabe duda de que Rape-Axe no es una herramienta eficaz para prevenir las violaciones, pero lo que sí puede hacer es dejar claramente identificado al verdadero culpable: el violador. El mensaje no podría estar más claro.

¿Qué opinas de Rape-Axe? ¿Te parece una solución acertada?

 

 

#25N : ayúdanos a combatir la violencia sexual

Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Fuente: http://nomassilencios.blogspot.com.es/

La violación no es sólo cosa de mujeres, pero afecta sobre todo a ellas. Hoy, 25 de noviembre, queremos celebrar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer recordando que la violencia sexual sigue siendo un problema muy presente en todo el mundo:

  • A nivel mundial, se calcula que el riesgo de sufrir una agresión sexual o un intento de agresión es de hasta un 20% para las mujeres.
  • En España se denuncian más de 6.000 casos de violencia sexual cada año, pero la violación continúa siendo el crimen violento más silenciado.
  • Un 40% de las mujeres sudafricanas refiere que su primera experiencia sexual fue una violación.

El 17 de diciembre de 1999 la Asamblea General de la ONU declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, invitando a gobiernos e instituciones a organizar en este día actividades de concienciación encaminadas a eliminar “todo acto de violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la prohibición arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vía pública o en la vía privada”. La fecha recuerda a las hermanas Mirabal, activistas dominicanas que fueron asesinadas en 1960 por su oposición a la dictadura de Trujillo.

Hoy, como todos los días, te invitamos desde Mehanviolado.com a poner tu granito de arena para la erradicación de la violencia sexual. Ayudar es muy sencillo: sólo te pedimos que dediques unos minutos a visitar esta web y compartas sus contenidos a través de las redes sociales. Porque una de las mejores armas contra la violencia es y siempre será la información.

 

*Fuentes:

“La violación también es cosa de hombres”

 

Hoy me gustaría compartir esta campaña del Centro de Tratamiento de Violaciones de Santa Mónica (EE UU) que mueve el foco de atención de la víctima al posible agresor. Se trata de una serie de posters pensados para ser colgados en universidades y de cuya venta se obtienen fondos para el funcionamiento del centro (más información en este enlace).

La idea detrás es muy simple: la educación para prevenir las violaciones debe incluir a los hombres también. Porque hemos pasado demasiado tiempo enseñando a las mujeres a no ser violadas, y demasiado poco enseñando a los hombres a no violar.

La idea de que los hombres no pueden controlarse es un mito

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducción:

La idea de que los hombres no pueden controlarse sexualmente es un mito

Richard M: “Si la chica con la que estoy ha bebido demasiado, lo dejo correr”

Brian C: “No importa hasta qué punto hayamos llegado. Si ella dice “no” quizás no me guste, pero lo respeto”

Una de cada 6 mujeres ha sido víctima de una violación o intento de violación. La violación también es cosa de hombres.

comentarios sexistas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducción:

Cuando tus colegas hablan sobre las mujeres de forma poco respetuosa o sexista, no tienes por qué unirte a la conversación. Diles lo que piensas. Diles que no te sientes cómodo o simplemente cambia de tema. La próxima vez que empiecen a hablar de “putas” y de “zorras” y de las cosas que harían con ellas, diles que lo dejen. ¿No es eso lo que las mujeres de tu vida esperarían de ti?

¿Qué vas a hacer?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Traducción:

¿Qué vas a hacer?

Tú quieres sexo, pero ella quiere esperar. Así que sigues intentándolo. Primero te dice que sí. Luego te dice que no. Si no estás seguro… detente y escucha.

 

¿Qué pasa si busco información sobre violaciones en Internet?

información violaciones

“Me ha pasado algo terrible y me siento fatal. No quiero hablar con nadie de ello, me da mucha vergüenza. No sé si ha sido una violación o no, yo le conocía de antes… No sé que hacer. ¿Debería denunciar? ¿Voy primero al hospital? ¿Pido a alguien que me acompañe? ¿Qué pasa si la gente no cree mi historia? ¿Ha sido mi culpa?

Voy a buscar información en Internet, es la manera más rápida y sencilla de enterarme y además es anónimo…”

Nos pusimos en el lugar de la persona que acaba de sufrir una agresión sexual e intenta buscar ayuda a través de Internet, la principal fuente de información para muchos. En mayo de 2012, entre las primeras posiciones del buscador Google no se encontraba ninguna web que explicase claramente cómo actuar y ofreciese información de calidad sobre las agresiones sexuales.

Lo que sí encontramos fueron cosas como estas:

1) “Un ginecólogo me ha violado”

Relato pornográfico en el que la víctima vive la agresión como algo extremadamente erótico y, sin mediar ni una sola frase, pasa a tener relaciones sexuales consentidas con el violador, con gran disfrute de ambos. Está escrito en primera persona, simulando una experiencia real.

En suma, una (relativamente literaria) manera de perpetuar el mito de que las víctimas de violación disfrutan con el acto.

2) “Me han violado y ahora no sé que camino tomar”

Una adolescente de 17 años ha sufrido agresiones sexuales por parte del novio de su madre, que vive en su misma casa. Le pregunta a Yahoo Answers, ese gran oráculo de sabiduría, qué debe hacer. Al parecer, la respuesta está en rezar mucho y buscarse un trabajo:

  • ” te digo una cosa DIOS tarda pero nunca olvida se que el día de mañana tendrás mucha suerte y DIOS quiera que todo te salga bien…”
  • ” No te olvides de una cosa, busca superarte como persona, busca una profecion. “
  • “el camino que debes tomar, es el camino de la fe…”
  • ” para que sea más fácil busca un trabajo (no pesado) que te pueda relajas, ya sea tu propio negocio u otra cosa.”
  • “abre bien los ojos y el corazón que Dios te está llamando y tratando de comunicarse contigo.
    El no dejaría por nada a sus hijos, si tan solo tuvieras fe como un granito de mostaza, te sentirías mejor. Acepta la paz que Cristo te dio desde el día que dio su vida para salvarnos, aceptala de todo corazón y a viva voz, y notarás que las cosas irán mejorando….
    podrías ir a un psicólogo, podrías acudir a una entidad para la mujer maltratada o etc etc… pero no habrá nadie que te ayude como lo haría el Señor…”

3) Confesiones privadas: me han violado

Un chico de 18 años pide ayuda en un foro: dos hombres le han violado a la vuelta de una fiesta. Acude al hospital y finalmente les denuncia, pero los violadores siguen acosándole. Aquí abundan los comentarios culpabilizando a la víctima o aconsejándole que se tome la justicia por su mano y a lo grande.

  •  “Bueno hermano!, ya tiene otra historia para su vida y una razon para no practicarle el sexo anal a su novia o pareja.
    Literalmente, creo que se lo follaron con todas las de la ley. Ahora bien, ¿a quien carajos se le ocurre salir a beber con personas que no conoces?… y si los conoces, COÑO! ya puedes decir que los conoces de “atras”.
  • “Vamos a ver tio tu dices que tienes 18 años y ellos 22? y dejaste que te violaran?? joder tio a mi si me pasa eso por muy pedo que valla ten seguro que me dejo la vida antes de que dos putos maricones violadores me la metan. Denunciandolos no vas a conseguir nada, excepto la vergüenza que vas a pasar cuando tu gente se entere y a ellos posiblemente no les hagan nada ya que diran que estabais los 3 muy borrachos….. Si dices que te llevaron alli en coche, yo lo que te recomiendo es que le quemes el cohce o se lo revientes y despues buscalos cuando esten solos dale una paliza de muerte a los 2 a rostro tapado para que no te puedan denunciar y seguro que esos dos mierdas cambian de aficiones.”
  • “Lo mejor cierra los ojos y disfruta al final te acabara gustando, cuando puedas me das la direccion de tu follador”
  • “Yo voy a su casa y cuando me vaya a hacer algo le corto elbraxo derecho a la altura del hombro un poco mas abajo para que se vaya desangrando, como pierde sangre pierde fuerza y le empiezo a pegar ostias a tope, le meto un bate de beisbol por el culo y cosas mas grandes y cuando se lo meta le digo ” que hijo puta , te gusta cabron , que se que lo estas disfrutando”; luego le corto los huevos, literalmente, y le hago demas perradas hasta que se me ponga de los ovarios . Luego llamo a la policia y digo que a sido enagenacion mental por sus respectivas violaciones. Y con una buena representante legal te salvas.”

4) ¿Cómo puedo superar una violación de mi propio padre?

Yahoo Answers vuelve a la carga. La respuesta elegida como “mejor” se comenta sola: “amiga,recuerda que lo que te hizo tu papa lo pagara tarde o temprano,en esta vida pasamos cosas a veces muy dolorosas,pero te aconsejo que si crees en Dios perdones a tu disque padre,porque de otra manera te llenaras de odio y resentimiento…”

5) Foro Cristiano: Cómo superar una violación

Con el primer par de líneas es más que suficiente: “Si has sido víctima de violación Jesús te ayudará a a superar el trauma, nuestro señor te brindará la fortaleza que necesitas para perdonas. Es muy difícil perdonar a tu agresor pero una ves que lo hayas hecho llegara la sanidad emocional a tu vida…”

No queremos que ninguna víctima de agresión sexual vuelva a encontrarse con “consejos” como éstos. Por eso creamos la página que estás visitando ahora mismo: www.mehanviolado.com En ella podrás encontrar una información que todos deberíamos conocer: qué son las agresiones sexuales y cómo debemos actuar ante ellas. Si nos ayudas a darla a conocer, contribuirás a evitar que los mitos, los prejuicios y la desinformación hagan que una víctima de violación se avergüence de serlo.
(Nota: los links de esta entrada han sido creados con el atributo “nofollow”, para que no mejoren el posicionamiento de estas webs. Si quieres que mehanviolado.com salga en los primeros puestos de Google, puedes ayudarnos creando un enlace desde tu web o blog. Muchas gracias).

¿Qué es “Me han violado”?

Me han violado… Y ahora, ¿qué?

6.500 mujeres y un número desconocido de hombres denuncian haber sido víctimas de violencia sexual en España cada año. Pero la gran mayoría de las violaciones se queda sin denunciar, y los violadores, impunes.

Al buscar información sobre las agresiones sexuales en Internet, nos encontramos con que había un enorme número de mitos, estereotipos y falsa información circulando, hasta el punto de hacer muy difícil que las víctimas pudieran obtener la ayuda que necesitaban. Por eso hemos creado esta web.

Nuestro objetivo es muy sencillo: difundir información de calidad y en español sobre las agresiones sexuales y cómo actuar ante ellas. Queremos que ninguna víctima de violencia sexual se encuentre sola y sin saber a quién acudir. Queremos que ninguna víctima de violación tenga que enfrentarse a mitos e ideas erróneas que le quitan importancia a su sufrimiento o la culpabilizan de lo ocurrido. Queremos que todas las agresiones se denuncien, para impedir que los agresores sigan reincidiendo.

Una violación es algo que puede ocurrirle a cualquiera, sin distinción de sexo, raza, clase social, edad… Por eso, hoy te pedimos que dediques un minuto a compartir en Twitter la información de esta web usando el hashtag #mehanviolado . Nunca sabes quién puede necesitarla.

 

 

Los culpables de la violación

Las agresiones sexuales tienen siempre un único culpable: el agresor. Si has sido víctima de violencia sexual, debes saber que no tienes ningún motivo para sentirte culpable. Una violación, acoso o abuso jamás se justifica por tu estilo de vida, estado civil, relación con el agresor, ropa, actitud ni ningún otro motivo.

En nuestra sociedad todavía persiste el mito de que ante la provocación sexual, un hombre no se puede resistir. En realidad, la violación es un crimen complejo, motivado más por el poder y el control que por el deseo sexual. Los violadores no son buenas personas que han sido provocadas más allá de su resistencia, sino criminales con un elevado índice de reincidencia.

Cualquiera puede ser víctima de una agresión sexual, no sólo las mujeres atractivas, sino también niños, ancianas e incluso hombres. En la mayoría de los casos la víctima conocía previamente al agresor, y éste había planeado la violación antes de cometerla.

Recuerda: una violación jamás es culpa de la víctima. La única forma de evitar que el agresor quede impune y siga abusando de otras personas es denunciar.

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