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Qué son las agresiones sexuales, abusos sexuales y violaciones.
Resistencia física y autodefensa
No hay una respuesta correcta para las agresiones sexuales, ni podemos saber con antelación cómo vamos a actuar ante una violación. Aunque es posible emplear resistencia física, ésta no siempre es la respuesta más adecuada.
La autodefensa ante un intento de violación sólo está indicada si se cumplen las siguientes condiciones:
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El agresor es uno solo.
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No está armado ni nos amenaza con un arma que no podemos ver.
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No es especialmente fuerte ni corpulento.
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Tienes una sólida preparación física y experiencia en defensa personal.
En caso de que decidas defenderte de manera física, debes saber que la legítima defensa se considera un eximente, es decir, que los delitos de lesiones o incluso muerte cometidos en legítima defensa no son punibles. La legítima defensa puede ser propia o ajena (para defender a una tercera persona). Para que se de legítima defensa, deben cumplirse tres condiciones (si no se dan las tres, no se considera eximente sino atenuante):
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Se ejerce contra un delito que se está cometiendo o se está a punto de cometer.
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Proporcionalidad del medio empleado. Se mide caso por caso e impera el sentido común: por ejemplo, no es legítima defensa disparar a quien intenta robarnos la cartera. En el caso de la agresión sexual, se trata de un delito muy grave porque atenta contra la libertad sexual y la intimidad. Además, la víctima suele encontrar en una situación de inferioridad respecto del agresor. Por ello, se puede justificar el uso de una variedad de medios para defenderse.
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Falta de provocación por parte de la víctima. Se considera “provocación” un comportamiento ilícito. En ningún caso se puede considerar provocación vestir de manera sexy o tener una actitud insinuante.
Si deseas aprender a defenderte físicamente, puedes acudir a un curso de defensa personal. Existe el principio de no difundir las estrategias y técnicas concretas fuera de las clases de autodefensa, pero si quieres aprender más, puedes visitar otras webs sobre autodefensa.
¿Puedo usar un spray de pimienta?
El spray de defensa personal (también llamado “spray de pimienta”) contiene un gas irritante que causa dolor y ceguera temporal. Correctamente utilizado, puede servir para incapacitar temporalmente a un agresor y permitirnos escapar de una posible violación. Por eso, algunas personas pueden sentirse más seguras llevando uno de estos sprays encima.
Existen muchos tipos de spray de defensa personal. En España su uso es totalmente legal, pero sólo para los sprays aprobados por el Ministerio de Sanidad y Consumo. En este enlace puedes ver cuáles son, así como varios ejemplos de sprays no permitidos. Para adquirir un spray de manera legal debes dirigirte a una armería, donde comprobarán que seas mayor de edad para poder comprarlo.
Un spray de pimienta no es una garantía de protección automática contra una agresión. Si decides hacerte con uno, te recomendamos que te informes sobre cómo usarlo correctamente y las situaciones para las que está indicado.
Recuerda siempre que llevar un spray de defensa personal o aprender técnicas de autodefensa es una opción personal. No debes sentirte culpable por no defenderte físicamente de una agresión. El único culpable es siempre el agresor.
Drogas y violación: la sumisión química
La sumisión química es la anulación de la voluntad de una persona por medio de sustancias químicas. El objetivo suele ser robar a la víctima (sobre todo en el caso de los hombres) o agredirle sexualmente mientras está inconsciente o incapaz de resistirse (especialmente si la víctima es mujer). Al día siguiente, la víctima no tiene recuerdos claros y puede llegar a dudar sobre si le han violado o no.
Existen una variedad de drogas que pueden producir los efectos buscados. El alcohol es la sustancia que se relaciona con mayor frecuencia con los casos de agresión sexual, pero también existen una serie de fármacos conocidos como “drogas de la violación”. En ocasiones, el agresor puede diluir una de estas sustancias en la bebida de la víctima sin que ésta se de cuenta. También es posible que éste se aproveche de una situación de mayor vulnerabilidad de la víctima cuando ésta ha consumido drogas por razones médicas o recreativas; en este caso, el agresor no crea la situación sino que se aprovecha de ella.
Se desconoce la prevalencia real de la sumisión química, aunque algunas fuentes indican que en España entre el 20 y el 30% de las personas que denuncian un delito contra la libertad sexual podrían haber sido víctimas de sumisión química. El problema es que resulta difícil de probar, ya que estas sustancias desaparecen del organismo en un periodo de tiempo relativamente corto y no todos los hospitales disponen de protocolos para detectarlas.
¿Cómo puedo saber si me han drogado?
Cuando consumas alcohol, presta atención a las siguientes señales:
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La borrachera es mucho mayor de lo habitual en relación a lo que has tomado.
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Te encuentras muy mal durante la noche o la resaca al día siguiente es desproporcionada.
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Tienes lagunas mentales y periodos de la noche que eres incapaz de recordar, sobre todo si empiezan justo después de haberte tomado una copa.
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Te sientes como si hubieras tenido sexo, pero no eres capaz de recordar nada al respecto.
Recuerda: los efectos de la sumisión química pueden variar de persona a persona. También dependen de la cantidad de alcohol que has consumido o de si has tomado otras drogas.
¿Qué hago si creo que me han drogado?
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Dirígete a un lugar seguro.
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Pide a un amigo que te acompañe y te ayude a encontrar la asistencia que necesitas.
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Llama a la policía.
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Busca ayuda médica inmediatamente. Algunos hospitales disponen de protocolos de detección de sumisión química, pero no todos actúan igual. Si crees que te han drogado, díselo al personal médico y pide que te hagan las pruebas necesarias.
- Intenta guardar una muestra de orina, que facilitará la detección de drogas o fármacos.
- Escribe todo lo que recuerdes sobre la agresión lo antes posible.
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Si crees que has sido víctima de una agresión sexual, no te cambies de ropa ni te laves, ni siquiera las manos o los dientes. Evita también comer y beber. Si crees que la violación ha ocurrido en tu casa, no limpies ni cambies las cosas de sitio.
¿Cómo puedo evitar la sumisión química?
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No aceptes bebidas de desconocidos.
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Si alguien te invita a una bebida, acompáñale a la barra y observa como preparan tu bebida.
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No dejes nunca tu bebida sin vigilancia (mientras bailas, hablas por teléfono, vas al baño…)
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No bebas nada que no hayas visto abrir o preparar. Ten cuidado con las bebidas comunitarias (tipo sangría).
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No bebas nada con un aspecto extraño (sabor salado, demasiada espuma, residuos inexplicables en el vaso…)
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Si alguno de tus amigos parece haber sido drogado, llama a la policía y busca ayuda médica.
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Comparte esta información con tu grupo de amigos. Poneos de acuerdo para estar alerta y ayudar al resto cuando sea necesario.
Evitar violaciones de conocidos
En la mayoría de los casos, el agresor es una persona a quien la víctima conocía, incluso alguien cercano. Es absurdo desconfiar de todos aquellos que nos rodean, por lo que en muchos casos no es posible prevenir la primera agresión. En este caso, la única manera de evitar que la agresión se repita es denunciar la violación inmediatamente.
Es importante recordar que, sean cuáles sean las circunstancias, las violaciones tienen siempre un único culpable: el agresor. La ropa, la actitud o el comportamiento de la víctima no justifican una agresión. No es necesario condicionar tu vida, renunciar a divertirte ni limitar tus actividades por el riesgo de una violación. Pero si lo deseas, puedes adoptar una serie de medidas de precaución, igual que las usarías para protegerte de atracos, robos y accidentes:
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La otra persona no tiene por qué conocer tus intenciones. Por eso, ante la duda es mejor comunicar claramente qué te parece aceptable y qué no. De la misma manera, es mejor preguntar y asegurarse de que la persona con quien estás se siente cómoda con lo que estáis haciendo.
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Confía en tu instinto: si una situación no te resulta cómoda, o una persona te parece extraña o sospechosa, es recomendable alejarte de ella aunque signifique montar una escena.
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Aprovecharse de una persona borracha o drogada es un delito de abuso sexual que puedes denunciar. Beber o tomar drogas no justifica nunca que otros abusen de ti. Aún así, es buena idea tener cuidado con las drogas y el alcohol, ya que dificultan la comunicación y disminuyen nuestra atención ante señales de alarma y comportamientos sospechosos. En ocasiones, el agresor puede drogar a la víctima sin que ella lo sepa: es lo que se conoce como sumisión química.
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Si lo abandonas un lugar con una persona que no conoces bien, puedes comunicar a alguien de tu confianza a dónde vas y con quien y decirle que estarás en contacto con ella para asegurarle que estás bien.
Evitar violaciones de desconocidos
Las violaciones tienen siempre un único culpable: el agresor. La ropa, la actitud o el comportamiento de la víctima no justifican una agresión. No es necesario condicionar tu vida, renunciar a divertirte ni limitar tus actividades por el riesgo de una violación.
En aproximadamente un tercio de las violaciones denunciadas, el agresor es un desconocido. Por desgracia, no siempre es posible evitar la agresión, pero puedes adoptar una serie de medidas de precaución, igual que las usarías para protegerte de atracos, robos y accidentes:
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Si crees que alguien te sigue, es buena idea dirigirte a un lugar público donde haya gente, en lugar de ir a tu casa. Otra estrategia es llamar por teléfono a alguien (o fingir que lo haces) y contarle por dónde vas y qué estás haciendo.
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Cuando llegues tarde, puedes llamar al telefonillo y avisar de que ya subes, incluso aunque no haya nadie.
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Intenta evitar entrar al portal con desconocidos.
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Si sospechas que algo va mal, no temas avisar a las fuerzas de seguridad, incluso aunque pueda tratarse de una falsa alarma.
Los culpables de la violación
Las agresiones sexuales tienen siempre un único culpable: el agresor. Si has sido víctima de violencia sexual, debes saber que no tienes ningún motivo para sentirte culpable. Una violación, acoso o abuso jamás se justifica por tu estilo de vida, estado civil, relación con el agresor, ropa, actitud ni ningún otro motivo.
En nuestra sociedad todavía persiste el mito de que ante la provocación sexual, un hombre no se puede resistir. En realidad, la violación es un crimen complejo, motivado más por el poder y el control que por el deseo sexual. Los violadores no son buenas personas que han sido provocadas más allá de su resistencia, sino criminales con un elevado índice de reincidencia.
Cualquiera puede ser víctima de una agresión sexual, no sólo las mujeres atractivas, sino también niños, ancianas e incluso hombres. En la mayoría de los casos la víctima conocía previamente al agresor, y éste había planeado la violación antes de cometerla.
Recuerda: una violación jamás es culpa de la víctima. La única forma de evitar que el agresor quede impune y siga abusando de otras personas es denunciar.
El problema de la violencia sexual
Cualquier persona puede ser víctima de una agresión sexual, por eso es muy importante que todos sepamos cómo actuar ante ellas. Sin embargo, algunos colectivos son especialmente vulnerables: adolescentes y mujeres jóvenes, personas con discapacidades, pobres y sin techo, trabajadores del sexo e inmigrantes. De la misma manera, el riesgo de ser víctima de violencia sexual varía entre los diferentes países: por ejemplo, un 40% de las mujeres sudafricanas refieren que su primera experiencia sexual fue una violación*. También es especialmente frecuente la violación como arma de guerra o tortura.
Según fuentes oficiales, en España se denuncia una media de más de 6.500 casos de violencia sexual al año, esto es, 18 denuncias al día. Sin embargo, este dato es sólo la punta del iceberg: la violación es el crimen violento menos denunciado. Aunque no es fácil obtener cifras exactas, los estudios en otros países occidentales en la actualidad indican que entre un 60 y un 90% de las agresiones sexuales no son denunciadas.
La violencia sexual tiene un enorme coste social y económico y causa problemas físicos, psicológicos, sexuales y reproductivos en la víctima y su entorno. La estrategia más eficaz es la prevención mediante la formación en materia de igualdad y la implantación de políticas que protejan a las víctimas de violencia sexual.
*Datos de la OMS
¿Qué es la violencia sexual?
Mucha gente todavía cree que sólo se puede hablar de agresión sexual cuando hay penetración, el agresor usa la fuerza física y la víctima se resiste activamente. En realidad, el problema de la violencia sexual es mucho más complejo.
La Organización Mundial de la Salud define la violencia sexual como “todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de ésta con la víctima, en cualquier ámbito”. Por tanto:
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No es necesario que haya penetración. Cualquier acto sexual no deseado constituye violencia sexual.
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Se da violencia sexual siempre que la víctima no puede tomar una decisión libre. Si no puede dar su consentimiento (por ejemplo, por estar inconsciente o bajo los efectos del alcohol) o si el agresor le presiona, amenaza o engaña para obtenerlo, la víctima no puede ejercer su libertad sexual.
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La violencia sexual es independiente de la relación entre la víctima y el agresor, incluso en el seno del matrimonio. La libertad sexual de una persona incluye decidir si quiere tener relaciones con su pareja o no.
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Dentro de la definición de violencia sexual se incluyen los delitos de agresión sexual, violación, abuso sexual y acoso sexual, así como los intentos de cometer estos delitos, aunque no hayan sido consumados.
En resumen: tu libertad sexual te da derecho a decidir sobre tu sexualidad en todo momento. Si alguien intenta arrebatarte ese derecho, por la fuerza o mediante coacción, está atentando contra tu libertad sexual y cometiendo un delito. Tu mejor defensa en este caso es denunciar.
Reacciones de la sociedad ante la violación
A menudo, el trauma no termina en la propia agresión sexual.Todavía es frecuente que la víctima se encuentre con que sus amigos y familiares o las propias autoridades se niegan a creer su historia, le ridiculizan, le niegan su apoyo o directamente se ponen del lado del agresor. Este tipo de reacciones agrava el trauma de la violación y hace que la víctima se aísle, dificultando el proceso de recuperación.
En muchas ocasiones, el deterioro del apoyo a la víctima no se produce de un modo inmediato, sino que las primeras reacciones son buenas. Pasadas semanas o meses, las autoridades se distancian del caso y el agresor manipula al círculo social de la víctima para hacerles dudar de lo sucedido.
Por suerte, las cosas están cambiando y la situación de las víctimas de agresión sexual es mucho mejor que hace unas décadas. Si te han violado, debes saber que cada vez hay mejores posibilidades de encontrarte con reacciones positivas y más gente dispuesta a escucharte y apoyarte. Y tanto si es tu caso como si no, tú puedes ayudar a desmentir los mitos y actitudes sexistas ante la violación, por ejemplo, compartiendo esta web.
¿Por qué?
Conocer los motivos por los que la gente reacciona de manera negativa ante una víctima de violación te ayudará a entender que nunca es culpa tuya, como tampoco lo fue la agresión sexual.
- Por necesidad de autoafirmación. Hay personas que necesitan tratar mal a los demás simplemente para sentirse mejor.
- Para eliminar los propios sentimientos de culpabilidad. Esto es común entre los familiares de la persona agredida. Es una forma de “culpa compartida” por no haber podido protegerlas de la agresión.
- Para atenuar los propios sentimientos de vulnerabilidad. Algunas personas intentan eliminar sus miedos ante una posible futura agresión con reproches del estilo “a mi no me hubiera pasado porque…”
- Por la educación que han recibido. Por desgracia, las actitudes machistas están todavía muy presentes en nuestra sociedad. Las concepciones tradicionales sobre el papel de la mujer hacen muy fácil culpar a la víctima que no se ajusta a ellas. A menudo se enseña a la víctima a defenderse de la violación, en lugar de enseñar al potencial agresor a no violar.
- Porque resulta más fácil ponerse del lado del violador que enfrentarse a él.
- Porque los agresores suelen encontrarse en una mejor posición social y económica que sus víctimas y se aprovechan de este poder.
- Porque el agresor está dispuesto a mentir, manipular y amenazar para salir impune, mientras que la víctima se encuentra demasiado débil para defenderse.
- Porque en ocasiones la violación todavía encuentra una respuesta pasiva por parte de las autoridades, lo que transmite al resto de la sociedad que no se trata de un problema serio.
- La crítica por la crítica. Al fin y al cabo, da igual como la persona agredida haya reaccionado, siempre habrá reproches sobre su actuación. Esto es así porque, como ya hemos dicho, no hay una forma correcta de reaccionar ante las agresiones. Por ejemplo, si la persona agredida se defendió considerarán que fue imprudente porque el agresor podría haberse puesto más violento y si no lo hizo pensarán que, de haberlo hecho, el agresor habría cedido.
¿Qué puedo hacer?
- Recuerda: ninguna persona debería enfrentarse sola al trauma de la violación ni a las reacciones negativas de los demás ante la misma. Acude siempre con alguien a las reuniones relacionadas con la agresión sexual. Una persona de apoyo puede ser tu mejor defensa ante los abusos.
- Si alguien te trata mal, te ridiculiza o pone en duda tu palabra, no continúes enfrentándote a él en solitario. Puedes acudir a un psicólogo o asistente social con experiencia en ayuda a víctimas de agresión sexual para que te ayude a manejar la situación.
- Haz todo lo posible para defender tus derechos y para que las autoridades te presten la atención debida. Si alguien intenta convencerte de que retires la denuncia o te amenaza de cualquier manera, comunícaselo siempre a la persona encargada de tu caso, ya que puede tratarse de un delito.
Agresiones sexuales de personas cercanas
En una tercera parte de los casos de violación, el agresor es la propia pareja de la víctima, un familiar u otra persona cercana.
Al igual que en el caso de las agresiones sexuales de conocidos, la víctima se siente culpable y puede dudar sobre si lo ocurrido ha sido realmente una violación, sobre todo si anteriormente había mantenido relaciones sexuales consentidas con el agresor. Además, en este caso la víctima es especialmente vulnerable, ya que le es muy difícil evitar volver a encontrarse con el agresor. También puede sentir miedo ante las posibles reacciones de su entorno y pérdida de confianza, ya que una persona en la que confiaba se ha aprovechado de ella.
En estos casos es muy difícil evitar la primera agresión, ya que sería absurdo desconfiar de todas las personas de nuestro entorno. Lo que sí es posible es evitar que la agresión se repita. Para ello, es necesario denunciar la agresión sexual inmediatamente. La denuncia es el mejor instrumento de protección.
Agresiones sexuales de conocidos
Las agresiones sexuales de conocidos representan aproximadamente otro tercio del total. En estos casos la agresión no suele ir acompañada de violencia físico. Se denuncian con mucha menos frecuencia que las violaciones de desconocidos debido al temor de la víctima a ser juzgada y a la percepción de que la denuncia será inútil.
Las agresiones sexuales por parte de conocidos suelen provocar depresión y grandes sentimientos de culpabilidad. Es posible que la víctima se pregunte si lo que ocurrió fue realmente una violación y que crea que sus acciones han podido provocar la agresión.
Si la violación se da en el contexto de una cita, o después de permitir que el agresor acompañara a la víctima a su casa, se suelen usar justificaciones del tipo “la víctima sabía lo que iba a ocurrir” (como si la violación fuera parte de todas las citas), “no debería haber bebido” (confiar en alguien no es una invitación a la agresión) o “no puso resistencia ni gritó” (quedarse inmóvil por el shock no equivale a consentir una relación sexual).
En estos casos, es muy importante recalcar que la violación es un delito cuyo único culpable es el agresor. En ningún caso puede justificarse por el comportamiento de la víctima.